Todo el personal sanitario en general y los médicos en particular, han sufrido los rigores de la pandemia; la indefensión y la desatención. Baste señalar que solo en la Comunitat Valenciana, de los 11.300 infectados reconocidos por los test PCR, la cuarta parte son profesionales sanitarios.

Este fin de semana tuvieron lugar una serie de protestas en diversas ciudades españolas, convocadas por la Asociación de Médicos Unidos por sus Derechos. Una entidad con sede social en València y nacida durante la pandemia, que ha conseguido expandirse por muchos lugares de España entre los médicos más jóvenes. Reclaman mejores condiciones profesionales y muestran su descontento por la gestión sanitaria de la Administración, que les ha hecho vivir abocados a una gran exposición por la falta de medidas de protección. Se quejan también de que la falta de inversión ha puesto en coma a la sanidad.

Y he aquí que el mismo día que los profesionales sanitarios se manifestaban, nos enteramos de que el Hospital General de Castellón ha visto aplazada su anhelada reforma de Urgencias posponiéndola al 2021. La Generalitat valenciana ha decidido aplazar un proyecto que fue licitado en enero por 4,2 millones de euros y lo hace «por razones de interés público».

¿Hay en estos momentos algo que sea más de interés público que una inversión en materia sanitaria?

Dos son las excusas que se dan por parte de la Conselleria de Sanidad. Una es que hay que reprogramar la inversión para ayudar a que disminuya la tensión presupuestaria generada por el dinero que hay que destinar a paliar el impacto del coronavirus. Pero esta tensión presupuestaria no es más que el eufemismo que utiliza la Generalitat para esconder otra tensión, la que hay entre los tres socios del Botànic para ver quién es el que más cede de sus partidas presupuestarias para destinarlas a otras cosas más urgentes y/o necesarias. O dicho de otro modo, se coge dinero de una inversión en Sanidad para destinarla a otra cosa en base a una modificación presupuestaria porque nadie de los consellers del Botànic quiere ceder ni un céntimo de euro de sus partidas asignadas, para lucirse ante la hinchada en la nueva fase de reconstrucción.

La segunda excusa es que «dado el contexto de incertidumbre asociado a la pandemia», existe el temor de que no se puedan atender adecuadamente las Urgencias en el caso de un rebrote mientras duren las obras. Una excusa sorprendente dado que a mediados de abril, la Conselleria de Sanidad se planteó utilizar el hospital de campaña construido junto al General con motivo del covid-19 como apoyo a las Urgencias mientras durasen las obras.

No existe justificación alguna durante una crisis sanitaria para quitar recursos a la Sanidad para destinarlos a otras cosas, por loables que estas sean. Si era necesario remodelar y ampliar las Urgencias del General, ahora sigue siendo igual o más necesario.

Por lo visto, recortar en sanidad y en Castellón, a Ximo Puig y a los socialistas les debe resultar más fácil, que hacerlo en otras cosas y en otras provincias.

Tienen razón los médicos cuando se quejan de indefensión por falta de medios y por falta de inversión. Y esa razón, se la damos con hechos como éste.

*Portavoz del PP en la Diputación