No, no voy a hablar de territorios, daría para mucho más que estas breves líneas, pero es cierto que una inmensa mayoría se pregunta si el resultado de las elecciones del 20 de diciembre han solucionado algo, o por el contrario puede agravar una situación.

Frente a la tan entonada respuesta, que los ciudadanos han dicho en las urnas que los partidos dialoguen, existe una manifiesta afirmación por parte del PSOE de Sánchez que con el PP no. Por lo tanto, no hay independencia a la hora de dialogar, hay sectarismo. Hay partidos con los que sí, y parece que al precio que sea, y partidos con los que no, por más que sea el partido que ha ganado las elecciones.

Sánchez parece haber renunciado a su independencia de escuchar a todos, para pasar al modo cautivo por gobernar. Busca el gobierno y no el consenso. Busca su interés y no el de los españoles. La cautividad de Sánchez empieza con la falta de transparencia para saber qué precio hay que pagar para ser presidente, y cuánto valen los escaños prestados. No es un tema de personalismos, es de utilidad, y hay que preguntarse ¿para qué quiere gobernar Sánchez?, y si ¿merecen los españoles un presidente que nace cautivo al servicio de intereses minoritarios? Parece que el diálogo que entiende Sánchez tiene sobre la mesa el valor de España como territorio. H

*Diputado autonómico PP