Miguel Ángel Revilla acudió el pasado martes a la Moncloa con sus ya tradicionales anchoas bajo el brazo. A su salida, aseguró a la prensa que Sánchez no abordará la financiación autonómica durante la legislatura y que piensa agotarla. Tras tres años de legislatura con Ximo Puig culpando de todos los males de la Comunitat a la infrafinanciación y el trato injusto a nuestro territorio desde Madrid, ahora se ha impuesto el silencio. Y este silencio no se debe a que Puig esté digiriendo las anchoas cántabras, sino más bien a que se ha quedado sin discurso y sin coartada para su mala gestión. Tres años de legislatura en los que, cada día, han ido perdiendo más protagonismo las personas al tiempo que lo ganaban las excusas. Tres años de legislatura en los que no se han resuelto problemas.

Y, mientras pasaba el tiempo sin cumplir sus promesas, tampoco se resolvían los problemas de los castellonenses, que siguen preocupados por el paro y la inestabilidad laboral, por la corrupción o por una Sanidad maltrecha, como en el caso del Hospital Provincial. Tampoco ha habido mejoras en Educación, ya que, en lugar de preocuparse por la calidad educativa, este Gobierno del Botánic, presionado por su ala nacionalista, se ha dedicado a imponer el modelo lingüístico catalán, sin contar con la voluntad de los padres. En Castellón, el 70% de los niños de Infantil no pueden estudiar ni una hora en castellano. Con las anchoas en la Moncloa, ha quedado claro que la culpa de una mala financiación no la tenía Madrid, sino un bipartidismo que se ha alternado en el poder gobernando siempre de la mano de los nacionalistas, intentando satisfacer a quienes son insaciables, manteniéndose en el poder a cambio de generar desigualdades entre españoles.

*Diputada de Ciudadanos en el Congreso por la provincia de Castellón