Un amigo me manda un artículo escrito por el periodista Juan Luis Cebrián en el que, apoyándose en una reflexión del maestro Giovanni Sartori dice que, muchas veces, la inestabilidad política no es culpa de la máquina democrática o de sus normas, sino de la impericia de los maquinistas, de los líderes políticos, de Sánchez, Iglesias, Casado y Rivera (del otro, el de Vox ni lo nombro).

Lo cierto es que aunque el autor del artículo ha sido, en estos últimos tiempos, un declarado enemigo, un contrario a que Pedro Sánchez ocupe la dirección del PSOE y del Gobierno, en este caso y sin ser original --antes Feijóo y Felipe González ya denunciaron la incapacidad de nuestros líderes-- reconozco que tiene toda la razón. Como decía el propio Felipe en su comentario, para solucionar la inestabilidad política no hace falta ninguna nueva ley, solo se trata de que el político le de más importancia a la bondad del acuerdo que a su propio protagonismo.

Pero reconozco que a mí me preocupan los míos, la actitud de los de la izquierda, de Sánchez-PSOE y de Iglesias-Podemos. Cuando uno, Iglesias-Podemos, no está pensando en algo tan anguitiano y absurdo como es la teoría de «las dos orillas» (en una está la derecha, el PP y el PSOE y, en la otra, la de la izquierda, Podemos) o en el sorpasso, pide un modelo de Gobierno de coalición donde sus ministros no dependan del presidente. Aunque también reconozco que el otro, Sánchez-PSOE, no ha tardado en decir que no dormiría por las noches si Podemos está en el Gobierno. Con poca prudencia critica a una izquierda que representa a una realidad política y social, que no tiene y necesita. Además de que a esa izquierda la tiene pactando y gobernando con ellos por toda España.

*Analista político