Recientemente se ha celebrado el Día Mundial de los Derechos del Consumidor y nosotros como agricultores y ganaderos pero también a la vez como consumidores tenemos mucho que decir. En primer lugar, somos los primeros interesados como primer eslabón de la cadena alimentaria en que exista más y mejor información acerca de los productos alimentarios, con un etiquetado claro, en el que aparezca un origen detallado de los mismos y un mayor control e inspección en los puntos de venta para que no haya ni engaño ni fraude.

Las Administraciones Públicas y los agentes competentes deben trabajar de forma conjunta con nosotros, los productores, para trasladar una información clara al consumidor acerca de los alimentos que compra y consume.

Hemos de hacer frente a través del desarrollo de la Ley de la Cadena Alimentaria a esa estrategia antimarca y de marca blanca de la distribución en la que no se refleja qué calidad objetiva tenía el producto antes de su envasado.

Debemos poner el acento en la importancia de la riqueza de la dieta mediterránea, la tendencia a una alimentación saludable, la escasa información de la que dispone el consumidor a la hora de elegir y discernir entre las distintas ofertas en los supermercados y las grandes superficies.

Las Denominaciones de Origen y diferentes marcas de calidad o certificaciones son un magnífico instrumento al alcance del consumidor que garantizan el origen y la calidad siendo productos conocidos y avalados a nivel local, nacional e internacional. Sin embargo, en los productos no acogidos a las mismas hay mucho por hacer. Y ocurre en todo el proceso desde la producción, la transformación, envasado y hasta la cesta del consumidor hace falta un mayor control, económico, de localización y de calidad. Las diferentes marcas de calidad son productos conocidos por su calidad objetiva y reconocida y avalada por los mecanismos existentes para su inclusión como D.O. y representan una opción para conocer su origen así como para un punto de reclamo en la agricultura y/o ganadería de la zona. Es el consumidor quien nos otorga confianza a la elegir un determinado producto, hay que seguir trabajando para que esa confianza se transforme, también, en transparencia. Los productores debemos aliarnos con los consumidores y ayudar a que se pongan en marcha estas medidas de información para fomentar consumidores conscientes, a la vez que las industrias y la Administración desarrollen acciones responsables con miras a un mayor beneficio medioambiental, económico y social. H

*Secretario general de LA UNIÓ de Llauradors