Querido/a lector/a, el fin de semana y mientras ojeaba la separata cultural de un periódico, el título de un artículo me llamo la atención. Daba a entender que estamos cerca de construir una inteligencia artificial más humana que los humanos.

Si me pare y leí todo el artículo fue porque en más de una ocasión he dicho, incluso lo he escrito en este rincón, que aunque las palabras humano y humanidad hacen referencia al ser humano y pertenecen a la familia etimológica del hombre, también expresan importantes características (las de tener afecto, comprensión y solidaridad hacia las demás personas) que no tienen todos los seres humanos. O dicho de otra forma, algunos humanos no tienen humanidad. Por eso intente bucear en el artículo y averiguar como estaba el asunto de la humanidad en la inteligencia artificial. Bueno pues, parece ser que lo que afecta a la inteligencia artificial está cambiando de forma más que rápida, acelerada. Por lo visto, algunos de los científicos destacados en la materia no solo se sorprenden sino que se asustan al observar que alguna de estas máquinas poseedoras de inteligencia artificial empiezan a aprender por sí solas y hacen cosas sin la ayuda ni la programación concreta. Circunstancia esta que está obligando a los especialistas a estudiar un por qué que aún desconocen. Y cuando digo que aprenden, señalo, por ejemplo, que en ajedrez, que sirve como campo de prueba para todo, además de que ningún hombre las puede superar, ya no funcionan por cálculo de posibilidades según programa, sino por intuición, mostrando creatividad propia. Prefieren, según los expertos, el arte a las matemáticas y la seguridad a la rapidez.

Querido/a lector/a, es evidente que a pesar de lo dicho la actual inteligencia artificial aún no tiene empatía, aún no se engancha afectivamente a una persona, pero no pierdas de vista que se anuncia un futuro de revolución.

*Analista político