A los políticos se nos presupone la obligación de resolver los problemas de la gente y digo presupone porque con la convocatoria de las segundas elecciones en un año ha quedado claro que del dicho al hecho hay un trecho.

Desde Cs entendemos el cabreo social e incluso podemos llegar a compartirlo. Nadie hubiera querido llegar hasta aquí, pero la realidad es que estamos ante una segunda oportunidad para España y para los españoles.

El egoísmo partidista de Sánchez nos ha llevado a un callejón sin salida. Pero como siempre hay que sacar el lado bueno de las cosas y ese lado bueno es que, por fin, ha pasado lo que ya veníamos advirtiendo en Cs, el sanchismo se ha quitado la careta. Por varios motivos. Además de rechazar una propuesta de Estado liderada por Albert Rivera y que cualquier ciudadano hubiese aceptado sin pestañear, el PSOE está utilizando todos los recursos de su Gobierno en funciones para hacer campaña electoral. Lo vimos en prime time cuando Sánchez anunció que renunciaba a presentarse a la investidura y nos abocada a las cuartas elecciones en cuatro años y lo vimos después, al censurar un cara a cara con Rivera en la televisión pública pagada por todos y que ahora está al servicio de la Moncloa.

Esto no es todo. Aún quedaba el desbloqueo por parte de Hacienda de los 4.500 millones de las entregas en cuenta a la financiación autonómica. De repente, las ilegalidades que alegaba la ministra Montero se esfumaron por arte de magia. Casualidades de la vida. Menos mal que la gente ya no tiene un pelo de tonta y sabe que los intereses partidistas siguen primando a los públicos por un puñado de votos.

Al Gobierno en funciones de Sánchez le ha dado igual ahogar a las comunidades autónomas, entre ellas, la Comunitat Valenciana mientras no ha habido elecciones de por medio. Ni el president, Ximo Puig, ha sido capaz de arrancar un compromiso firme en este sentido a su jefe. Porque la realidad es que al PSOE nunca le ha interesado reforma el sistema de financiación autonómico. El bipartidismo está muy cómodo en un sistema con privilegios y desigualdades territoriales. Sus pactos y complicidades con nacionalistas les ha permitido históricamente utilizar este modelo como moneda legislatura para mantener el poder. Y siempre, curiosamente, a pagarlo pebrereta. La Comunitat Valenciana se ha convertido en el patito feo con una infrafinanciación que urge solucionar cuanto antes. No queremos ser más que nadie, pero tampoco menos. España se merece un sistema equitativo, transparente y eficaz en que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos y las mismas inversiones. Se trata al fin y al cabo de algo tan simple y denostado como la igualdad de oportunidades.

En la Diputación de Castellón hemos querido dar ejemplo, llegando a un acuerdo entre todas las fuerzas para pedir de forma unánime un cambio en un sistema caducado y responder así a una reivindicación justa y necesaria para los valencianos.

Sin embargo, lo que realmente importa es que esta declaración impulsada por Cs quede en algo más que una declaración simbólica y que, a partir del próximo 10-N, se empiece a trabajar porque sea una realidad.

*Portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Castellón