La recuperación de la economía española presenta una característica inaudita en la zona euro: mientras que en Europa las empresas invierten poco y no bajan su deuda, en España aumentan la inversión el triple que las europeas al tiempo que además recortan su endeudamiento. Se trata de un círculo virtuoso favorecido por la reforma laboral y los bajos costes financieros, que ha apoyado el robusto crecimiento de la economía y, por consiguiente, la creación de empleo.

La aceleración de la economía española hace que estemos ante un crecimiento del 4%, mayor que el proyectado por el propio Gobierno de España, lo cual hará que la caída del paro también sea más profunda de lo que se había previsto.

Los éxitos económicos de España son incuestionables. Y son fruto del esfuerzo y sacrificio de los españoles y de la determinación del Gobierno del Partido Popular. Han sido muchos los esfuerzos por enderezar el déficit público fruto de las políticas de gasto de los socialistas. Y muchas las críticas que ha tenido que soportar la profundización de la reforma laboral, auténtica clave de bóveda de la creación de empleo, y que va en la dirección contraria de lo que pide la izquierda desnortada y los sindicatos decimonónicos.

La reforma laboral del 2012 ha tenido un efecto positivo en el empleo, ha reducido la tasa de despido de los trabajadores con contrato temporal y ha contribuido a reducir la dualidad entre temporales e indefinidos. Ni más, ni menos.

El comisario europeo de asuntos económicos, el socialista francés Pierre Moscovici, reconoce que en España hay una recuperación muy fuerte y que «España es uno de los campeones del crecimiento en Europa». Y todo gracias a los esfuerzos de los españoles y las reformas estructurales aprobadas los últimos años.

Las políticas reformistas del Partido Popular han hecho que la española, sea una economía exportadora, y con un modelo de crecimiento más equilibrado que antes de la crisis.

Frente a este éxito y este reconocimiento a las políticas del Partido Popular ¿qué tenemos enfrente? Pues argumentos del más puro populismo. Los vaivenes de Pedro Sánchez y el PSOE en un tema esencial como el del acuerdo de libre comercio con Canadá han creado alarma e irritación en Europa. El propio comisario socialista francés califica el tratado como el más progresista de los firmados por la Unión Europea en toda su historia, al proteger áreas sensibles como el medio ambiente, la sanidad, la diversidad cultural y el acceso a contratos públicos.

Moscovici advirtió a Sánchez que no siguiera los pasos del socialismo francés, estrellado por dar un giro hacia el populismo: «Hay que conciliar ser de izquierdas con ser una opción creíble y europeísta, si se quiere ser un partido de Gobierno».

O lo que es lo mismo, en estos momentos el PSOE ni es un partido de Gobierno, ni es una opción creíble.

*Vicepresidente de la Diputación provincial de Castellón