Siempre me ha gustado el deporte. De joven jugué al fútbol y a cualquier otro deporte hasta que el tobillo me lo permitió. Pero siempre fui más de verlo que de practicarlo, la verdad, y eso se ha ido confirmando con el paso del tiempo. Recuerdo cómo me dejó el cuerpo aquel codazo de Tassotti a Luis Enrique, el no gol de Salinas y el gol de Baggio en el 94. Todavía siento decepción cuando un danés en moto, con gasolina ilegal y silbando, dejó a Indurain clavado en Hautacam en el 96 y sin su sexto Tour. El deporte nos suele hacer sentir ese tipo de sinsabores, como también otro tipo de sensaciones cuando nuestros deportistas se levantan y consiguen triunfos.

Pues les he de decir que algo similar sentí el viernes pasado cuando me llegó la noticia de que en Castelló no pasábamos a la Fase 1 de desconfinamiento. Enorme jarro de agua fría porque pensábamos que ya iniciábamos la salida de ese túnel en el que nos ha metido la covid-19. Y eso, de primeras, genera mosqueo y resignación porque se desmoronan los planes que empezaban a ver la luz. Pero, como ya dije la semana pasada, creo que esa luz al final del túnel, esas ganas de llegar a esa nueva normalidad, tal vez nos haya cegado.

NO VOY A ENTRAR en analizar el fondo de la decisión del Ministerio, ni en si la comunicación entre administraciones debería haber sido mejor (aunque eso parece evidente), ni en si el fallo fue crear unas expectativas (reales o no), o si la culpa es de los test, las camas UCI, la movilidad o la densidad. Les admito que no tengo la información ni los conocimientos sanitarios suficientes para argumentar una postura seria al respecto. Me cuesta creer que esta decisión no se haya tomado con criterios objetivos o que se haya hecho pensando en fastidiar a nadie. Me hace pensar mucho que la mayoría de sanitarios que conozco piensen que todavía era pronto para pasar de fase. Me duele ver cómo se ha reaccionado ante tal decisión. No creo que sea cuestión de buscar culpables sino de encontrar soluciones y de interiorizar que todavía nos queda mucho por mejorar.

ME PREOCUPA la guerra de mensajes crispados entre administraciones que no hace más que generar desconfianza entre la ciudadanía. Me horroriza ver cómo han entrado en Fase 1 algunas ciudades de España donde parece que ya todo vale y han desaparecido las distancias de seguridad en terracitas porque hace buen tiempo, porque somos latinos y porque la crisis sanitaria está superada. No señores, no. Aún nos queda muchísimo por andar en este túnel.

Viendo cómo hemos reaccionado colectivamente y cómo nos ha afectado anímicamente esta decisión, dudo que seamos capaces de asimilar posibles recaídas o casos como el de Corea o Alemania, donde han tenido que dar un pasito atrás en su desescalada. Debemos ser conscientes de que no se ha ganado el partido, ni tan siquiera una parte de él todavía, y que vamos a necesitar mentalizarnos para recibir golpes que no nos esperamos, piedras en el camino con las que no contábamos.

Nos va a costar mucho acostumbrarnos a esta nueva normalidad o a esta transición hacia esa nueva normalidad. Y aunque a veces parece que no hemos entendido de qué va esto, estoy seguro que aunque sea a base de palos, saldremos de esta.

*Portavoz del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Castelló