Querido lector/a, después de que se conociera la decisión del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) de promover la candidatura dels Junts pel Seny, una candidatura abierta que bajo las siglas del PSC pueden participar representantes de otras fuerzas políticas y movimientos sociales, algunos de mis amigos de izquierda se han alarmado porque, junto a gente de Federalistas de Izquierdas o de Sociedad Civil Catalana, han visto en las listas del PSC nombres de dirigentes de la antigua Unió Democrática de Cataluña, la que formo la coalición de Convergencia i Unió y representa los intereses de la burguesía catalana demócrata cristiana, la que voto en contra del divorcio, del matrimonio gay y del aborto. Así es que la pregunta era obligada: ¿qué pasa?

He de reconocer que nunca me sentí preocupado. Tenía confianza de que era una decisión del primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y para mi era suficiente. Y es que, desde siempre, he sentido admiración por Iceta, lo he considerado una de las mejores cabezas políticas de la España y responsable directo de que el PSC, a pesar de las vicisitudes que ha pasado en estas últimas décadas, no haya desaparecido. Por eso no me extraña ni mi tranquilidad, ni el hecho cierto de que Mariano Rajoy quisiera conocerlo. Es, sin duda, un político con alma, es decir, preocupado por lo humano y de izquierda.

Por cierto, lo del PSC i Junts pel Seny no es nuevo ni raro. Me recuerda aquel Partido Comunista de Italia que ante cada problema pactaba sin miedo ni vergüenza con las fuerzas que coincidía en la solución, incluida la democracia cristiana y Aldo Moro. Ahora, Iceta, en Junts pel Seny y bajo las siglas del PSC ha convocado a los que quieren alentar la convivencia, el respeto a la ley y el avance hacia un Estado Federal que reconozca el carácter multinacional de España. Algo así como: ni el inmovilismo de la derecha ni el independentismo de los nacionalistas.

*Experto en extranjería