Derogar el artículo 52.d del Estatuto de los Trabajadores, que permite el despido por encadenamiento de bajas médicas justificadas, es una de las medidas del acuerdo programático entre PSOE y Unidas Podemos, incluidas dentro de los aspectos a derogar de la reforma laboral del 2012. Y ayer el Consejo de Ministros lo derogó.

En días como el de ayer, tan importantes para las y los trabajadores, en que se reivindican derechos y se hace realidad la mejora de las condiciones laborales, es cuando encuentro justo hablar de las mujeres que limpian en los hoteles, mujeres hasta hace poco invisibles, mujeres que en los últimos años se han dado a conocer en muchas comunidades autónomas, a través de las redes sociales, como las kelis, con el objetivo de denunciar la grave situación de desigualdades y de precariedad laboral en el sector del turismo.

Las camareras de pisos son el colectivo de trabajadoras que más padecen los efectos de la crisis, o esa es la excusa velada. Lo cierto es que es uno de los colectivos más maltratados en el sector del turismo, un sector que genera ingentes ingresos a los empresarios. Mujeres trabajadoras que cobran y cotizan por media jornada pese a trabajar una jornada entera, ocho horas al día o más. Muchas veces trabajan 15 días sin parar, sin días de descanso. Otra manifestación más de la clara desigualdad a la que se enfrentan es la imposible conciliación de su vida familiar y laboral.

Hasta que el cuerpo aguante, siempre con la ayuda de analgésicos en el mejor de los casos o con infiltraciones de antinflamatorios, en otros. Todo ello debido a la extenuante carga de trabajo que tienen cada día, producto del recorte de plantillas. Hasta hace unos pocos años el promedio de habitaciones a limpiar en cada jornada era entre 12 y 15; en la actualidad entre 20 y 23. Y hay que limpiarlas rápido y muy bien, porque los clientes están esperando para entrar. Además hay que limpiar los pasillos y las zonas comunes. Y lo digo con conocimiento de causa.

Las camareras de pisos son mujeres que trabajan en entornos con amplio riesgo psicosocial, es decir, con factores del contexto laboral y organizacional que son potenciales fuentes de presión, estresantes o desencadenantes del estrés laboral. Ansiedad, problemas de espalda o de cervicales, bruxismo, úlceras, alergias y diversos trastornos físicos y psicoemocionales son la punta del iceberg del sistema socioeconómico y de los ámbitos laborales en el sector del turismo, donde el trabajo de limpieza de habitaciones está claramente marcado por la segregación ocupacional horizontal, es decir, es un sector feminizado. Son las trabajadoras que podrían enmarcarse dentro de las que justifican bajas encadenadas.

Ya en 2016, en Podemos decidimos apoyarlas y sabemos que lo primero es acabar con las reformas laborales impulsadas por los gobiernos anteriores a la llegada de los gobiernos del cambio, en especial el Real Decreto-ley 3/2012, de 10 de febrero, la llamada reforma laboral; además de redactar un nuevo Estatuto de los Trabajadores.

Condiciones laborales dignas, derechos garantizados, reconocimiento de las enfermedades laborales --además del túnel carpiano--, fin de la brecha salarial entre mujeres y hombres en el sector del turismo. ¡Manos a la obra!

*Diputada de Unides Podem por Castelló en Les Corts