Cuando Ferràn Adrià fue escogido como mejor cocinero del mundo, reaccionó diciendo que no le importaba lo más mínimo. Lo verdaderamente sustancial era poder ser el cocinero más influyente del mundo. Influir, generar opinión, tendencia, escuela, moda, liderazgo. La gastronomía ha dejado de ser una actividad primaria, alimenticia o nutricional. Aún siendo estas vertientes fundamentales, lo cierto es que, desde una perspectiva turística, la cultura culinaria constituye un producto de primer orden para destinos como el nuestro.

La gastronomía como una experiencia ligada al conocimiento de un territorio, su paisaje, su creatividad, su talento, sus productos. En un plato podemos leer todo esto y más. Hace un tiempo que suceden muchas cosas en la Comunitat y en esta provincia. La irrupción de cocineros con estrella Michelin, como el decano Miguel Barrera o Raúl Resino. Pero también la recuperación de la tradición de las guisanderas anónimas. Fundamentalmente mujeres que transmitieron sabores y saberes de generación en generación. La proliferación de mercados, certámenes, muestras, ferias, declaraciones de interés turístico, cursos, seminarios y el trabajo incansable de nuestra Red de Centros CDT. La irrupción de las universidades como espacios de conocimiento que ya asumen la gastronomía como una ciencia de corte académico. También otras iniciativas formativas tanto públicas como privadas. El papel de instituciones como la Diputación o algunos ayuntamientos cuya sensibilidad resulta destacable. Proliferan publicaciones, programas y premios cuyo leitmotiv es la cocina. Cooperativas agroalimentarias, bodegueros, almazaras, lonjas de pescadores. La articulación de nuevos productos turísticos como el oleoturismo, el pescaturismo o el enoturismo. Todo conforma un ecosistema que acredita una cierta edad de oro de la gastronomía valenciana.

A todo lo mencionado podríamos añadir el reciente estudio que sitúa en un 34% la contribución al PIB de todo aquello que moviliza la gastronomía en este país.

No hace mucho presentamos nuestra marca autonómica de calidad en esta materia. Fue un acto masivo donde acudieron integrantes de todos los sectores, grupos, gremios y territorios comprometidos de la Comunitat Valenciana, dimos a conocer L’Exquisit Mediterrani. Una declinación del Mediterráneo en Vivo, eslogan o gran idea -big idea- de nuestro márketing y promoción turística. Una marca que cumple do funciones básicas. En primer lugar, como sello de identidad de una estrategia y un plan de acción que contempla líneas formativas, promocionales, de gobernanza en red, incentivos, infraestructuras, etc. Y, en segundo lugar --y no menos importante-- una marca debe canalizar valores. En este caso, los valores de la autenticidad, la distinción, el gusto, la excelencia, la intersección entre la tradición y la innovación. Valores vinculados a la credibilidad y a un estilo de vida. A la hospitalidad y al arte de vivir de los antiguos pueblos ribereños. Un reto aspiracional por la calidad y la excelencia. Y no nos valdría cualquier Mediterráneo, sino el exquisito Mediterráneo. Gracias al esfuerzo de muchos, la estrategia gastroturística es y será fundamental en el futuro inmediato.

*Secretario autonómico de Turismo