Conviene no olvidar. Cierto que llevamos prácticamente un año incrustados en una especie de paréntesis. Puede valer como metáfora. Un túnel con principio y con final. Mientras dura la oscuridad, puede que los vagones del tren enciendan sus luces de seguridad o puede que no terminen de funcionar en un parpadeo incómodo y perturbador. Así andamos.

Aunque hemos popularizado la idea de burbuja a modo de agrupamientos profilácticos de personas para seguir caminando, lo que realmente hemos hecho es construir una jaula mental de temores combinados con ciertas expectativas.

Sabemos que será un paréntesis en nuestras vidas. Al cerrarlo (porque lo cerraremos) recontaremos nuestros muertos y nuestras pérdidas. Pero también tendremos que reconstruir las heridas. Quedarán cicatrices pero tocará resurgir afrontando grandes retos y desafíos sociales y económicos. El país no se reconstruirá sin esfuerzos. Solo compartiendo neuronas, recursos, valores y estrategia de futuro tendremos alguna oportunidad. Solo si nos volvemos a conjurar con entusiasmo.

Decía que conviene no olvidar todo cuanto de positivo habíamos construido juntos. El hoy malparado sector turístico de la Comunidad lograba, justo antes del inicio de la pandemia, incrementar un 98% interanual su dimensión cultural.

2,2 millones de turistas visitaron la Comunidad Valenciana por motivos culturales en 2019. El 76% fueron turistas residentes en el extranjero. Así lo confirman los datos oficiales de las encuestas Frontur-Egatur y Familitur del Instituto Nacional de Estadística. Los datos ponen de manifiesto no solo un determinado flujo de visitantes, sino el posicionamiento de nuestro destino en los segmentos de mercado que inspiran su viaje en función de la oferta cultural de calidad disponible. Esta es la lectura que podemos hacer gracias al esfuerzo colectivo de un ecosistema público y privado que ha reforzado el portfolio de estímulos culturales, patrimoniales, musicales y artísticos.

Este avance coral resulta del todo alentador porque la cultura simboliza, probablemente, uno de los atributos y valores de marca más singulares y carismáticos que podemos ofrecer como territorio turístico.

Estos datos no solo acreditan el acierto del camino promocional emprendido, sino la rentabilidad alcanzada. El perfil del gasto medio por turista cultural acostumbra a ser superior al de otros productos.

Hemos expuesto en otros artículos y reflexiones la importancia de diversificar nuestro modelo turístico. La consensuada Ley de Turismo, Ocio y Hospitalidad presenta todas las credenciales en ese sentido. En plena pandemia, conviene no olvidar cuáles eran y serán los vectores de desarrollo más estratégicos que tenemos. Durante estos meses hemos aprovechado para repensar y reforzar todavía más nuestro programa de Creaturisme en su vertiente cultural. Volveremos a mostrar nuestra mejor versión. La combinación de cultura y turismo constituye una realidad única que nos fortalece como destino y nos posiciona en una liga de la que ya no podemos descender. H

*Secretario autonómico de Turismo