Querido lector:

El decreto que permitirá al Consell a partir del viernes coordinar o controlar, según el punto de vista de cada parte, las políticas y presupuestos en Turismo y Deportes de diputaciones y municipios con el fin de evitar dispersión y duplicidades y facilitar la eficiencia de los recursos públicos destinados a estas áreas en toda la Comunitat, está chocando, según se evidenció ayer en la cumbre convocada al efecto, con una realidad tan evidente y tangible como que habitamos una comunidad autónoma invertebrada.

Y así, fuera de posturas partidistas (que como ya les avanzaba ayer las hay y muchas) e intereses económicos o institucionales (que también y bastantes), lo que en realidad subyace en esta polémica entre Generalitat, diputaciones y municipios es una falta de vertebración autonómica que no ha logrado superarse en los 34 años de autonomía. Una falta de vertebración que lleva aparejadas intrínsecamente las pésimas y continuadas experiencias del centralismo valenciano durante estas décadas con la consecuente marginación y discriminación de la periferia. De ahí que no sea en absoluto casual la oposición absoluta, de Castellón y Alicante, territorios histórica y continuadamente marginados por el centralismo autonómico, como tantas veces hemos denunciado en Mediterráneo.

En Alicante, donde se ha debatido este asunto más que en Castellón, se están produciendo graves disensiones incluso en el primer partido en el Consell, el PSPV. El Ayuntamiento de la capital en manos socialistas, por ejemplo, o el mismo aparato del PSPV se han alineado con la Diputación, de gobierno del PP, en la oposición al decreto primando el interés territorial sobre el de partido, según ha ido reflejando profusamente la prensa local estos días.

En Castellón ha sido la Diputación, afectada directamente en el decreto, la que ha iniciado la oposición al mismo. Pero a Mediterráneo ya han llegado voces de clubs deportivos y de organizaciones empresariales alarmados ante la posibilidad de que las ayudas o las líneas de financiación se decidan en Valencia, con lo que eso supone. La experiencia es un grado.