Resulta fascinante la historia del lince que atravesó la Península de punta a punta ha coincidido con el estacazo a la era Rajoy. El felino se llama Litio, que es el más ligero de los metales y también el fármaco prescrito para el trastorno bipolar. Un nombre significativo.

A SABER si quienes bautizan a los animales nacidos en cautividad son los mismos que se estrujan las meninges para poner nombre a las operaciones contra la corrupción --Gürtel, Púnica, Malaya, Taula, Pokémon, Campeón, entre otras perlas--, de las que existe una variada panoplia. En cualquier caso, y en el supuesto de que hubiera descrito el itinerario en línea recta, el ejemplar de Lynx pardinus recorrió un millar de kilómetros, atravesando, más que frondas, el paisaje del pelotazo: autopistas, trazados de AVE hacia ninguna parte y urbanizaciones fantasma.

No es descartable que, antes de cruzar el Ebro, este gatazo silvestre, que es un crack, hiciera parada y fonda en el aeropuerto de Castellón, donde dicen que abundan los conejos: lo han encontrado bien nutrido, pulgas, garrapatas y demás insectos aparte.

Mientras se repartían carteras ministeriales y se sembraban tímidas, casi famélicas esperanzas, el lince viajero fue capturado y devuelto a la Andalucía de Susana Díaz. No era la primera vez que se escapaba. Litio es culo de mal asiento, un macho que no acaba de encontrarse a gusto en ningún lugar, un felino equidistante. Llevaba 19 meses desaparecido, y como el GPS que le habían colocado en el collar de seguimiento ya no emitía señales, los técnicos estaban a punto de enterrarlo en el olvido. Como a Pedro Sánchez.

EN POLÍTICA, no conviene dar por muerto a nadie, primera moraleja. La segunda lección que deja el felino es que él se ha atrevido a hacer, solo y en precario, lo que el Gobierno de Rajoy puso todos los medios por evitar; esto es, cruzar puentes, atravesar páramos, saltar barrancos ideológicos. Haciendo gala de la listeza de su género, Litio ha abierto un camino improbable e impredecible por la mayoría de ciudadanos hace tan solo unas semanas.

Que le den una subsecretaría ya. No en balde, este solitario pero denodado lince ha logrado todo que el Ejecutivo popular ha sido incapaz de hacer durante los seis años de legislatura.

*Periodista y escritora