La última exhibición pública del alcalde de Nules se ha convertido en una perfecta metáfora de lo que pasa en el Ayuntamiento que, en teoría, debería gestionar. Porque los piratas han llegado a nuestro pueblo, con las malas artes que se les suponen a estos bucaneros, que cogen lo que quieren, cuando quieren por unos intereses personales que no tienen nada que ver con su pueblo, ni siquiera con su propia tripulación.

El alcalde gobierna como llegó al Ayuntamiento: sin la legitimidad propia de quien cuenta con el respaldo mayoritario de la población, y actúa en consecuencia. No respetó la voluntad de las urnas, donde los vecinos votaron por indiscutible mayoría un gobierno de centro derecha, y prefirió venderse al mejor postor por un sentimiento muy propio de los del parche en el ojo: la venganza y el rencor. El día de los disfraces podía haber estado preocupándose por la seguridad de un evento multitudinario, para que todo se desarrollara con normalidad. En definitiva, podría haber ejercido como máximo representante del municipio. Pero prefirió hacer de pirata, emulando a un conocido personaje cinematográfico riéndose de sí mismo, por supuesto, pero también del cargo y la institución.

Aunque reconozco que su elección no podría haber sido más adecuada, porque ofreció una imagen fidedigna de lo que pasa en Nules con este equipo de gobierno. Gastar no les importa, porque lo hacen con el dinero del pueblo que recaudan con afán como bien denunciaron las peñas en sus repetitivas críticas a la nueva ordenanza de vados; desconfían los unos de los otros y se dan puñaladas por la espalda, no siguen un criterio lógico en sus decisiones, se mueven como las veletas, según sople el viento, como sucede con el famoso barco de la Perla Negra.

Lo peor de esta historia es que Nules navega a la deriva, con un capitán y un segundo al mando que dedican más tiempo a rebuscar una razón más para atacar al PP --su particular tesoro--, que a cumplir con su obligación. Se llenan la boca con discursos fáciles, pero al final hacen como los de la pata de palo, engañar, ocultar y beneficiar solo a quienes pueden ofrecerles algo.

*Concejal y presidente del PP de Nules