La presencia masiva de jóvenes en las manifestaciones del 25 de noviembre ha sido lo más importante de esta cita reivindicativa de rechazo al terrorismo machista. Hacía mucho tiempo que las calles no se llenaban de chicos y chicas gritando contra la violencia de género. La difusión del juicio contra la Manada y el posicionamiento de muchos medios ha significado una repercusión que va más allá de cualquier otro mensaje y campaña. Demuestra el papel relevante de la información y la responsabilidad social que debería ejercerse desde cualquier espacio periodístico frente a la vulnerabilidad y el sufrimiento de las personas. Demuestra que la sociedad responde, puede y quiere implicarse.

No se viola, agrede o asesina más que antes. Siempre se ha violado, agredido y asesinado a las mujeres, pero ahora hay una mayor visibilidad, más compromiso, más conciencia. Y, aunque es un proceso complejo, cada día hay más mujeres que pierden el miedo, que se enfrentan a su maltratador, que luchan por salir del infierno y sobrevivir. Por eso cuando las mujeres avanzan, el machismo despliega todos sus mecanismos de represión y violencia. Amenaza, manipula, agrede y mata. El brazo armado del patriarcado no tiene límites y tiene todo el poder.

Los datos alertan del aumento del machismo entre los jóvenes, quienes llegan a entender, incluso, que exista la violencia de género. Es terrible, muy grave. La cultura patriarcal no deja de ser predominante. Desde el entorno familiar, en la calle, en el ocio, en las series de televisión, en la publicidad, en el consumo. Los estereotipos machistas inundan las vías de comunicación normalizando la discriminación y la desigualdad. El machismo y sus consecuencias es el gran problema colectivo que aún no hemos asumido. Respiramos machismo ambiental. La mayoría de las mujeres hemos sufrido acoso, discriminación, vejación y maltrato en cualquiera de sus múltiples formas. ¿Quién no ha sido infravalorada, señalada o invisibilizada en el ámbito laboral, por su pareja o por la sociedad? Todas hemos vivido situaciones insoportables, directas, subliminales, dolorosas. Acabar con el machismo debería de ser una urgencia nacional. Es la raíz de todo. Y, lo más importante, acabar con el terrorismo machista debería de ser la gran prioridad ciudadana. Y también a nivel político e institucional.

*Periodista