En el camarote de los hermanos Marx no cabían más tontos. Y en los gobiernos de los amigos de Karl Marx, tampoco. Nuestros gobiernos, el nacional y el autonómico, están formados, en su mayor parte, por cuadros de sus respectivos partidos. Personas que no han tenido responsabilidades de gestión en el sector privado. Advenedizos que apenas han cotizado a la seguridad social.

Estos gobiernos están preparados para legislar los piropos, analizar con perspectiva de género las situaciones más disparatadas y proponer dislates ideológicos. Poco más. Cuando de verdad han tenido que gestionar un problema se han deshecho como un azucarillo en un café caliente.

La mayoría de países occidentales cuestionan cómo se está gestionando la crisis del covid-19 en España.

Los médicos y enfermeros no disponen de los equipos de protección individual que necesitan. En los hospitales apenas hay suficientes camas de UCI para tratar a todos los contagiados. Las medidas económicas anunciadas a bombo y platillo se ven reducidas a cenizas en cuanto son publicadas en los boletines oficiales. Las ruedas de prensa gubernamentales son tramposas y están trufadas de mezquindad.

Y que no hablen más de la herencia recibida. ¡Basta! En Valencia llevan cinco años gobernando. Tiempo más que de sobra para hacer algo, para crear algo, si trabajaran, claro. Y en Madrid ya van para dos años. El tiempo vuela.

*Escritor