Apenas puede constatarse un tímido repunte en la construcción de obra nueva en Castellón, y tímida es también la intensidad de la tendencia al alza en la compraventa de viviendas. Sin embargo, el auge de la demanda alquiler y el estoc que todavía se mantiene en cartera en la provincia procedente de la época del boom previa a la crisis económica que se desató a finales del 2008, han impulsado un intenso resurgir de las agencias inmobiliarias con un ritmo de apertura de nuevos negocios de esta actividad que supera los siete al mes en territorio castellonense, si bien se asientan, sobre todo, en la capital y poblaciones del litoral, hasta sumar una cifra de 2.304 al cierre del último ejercicio.

De hecho, en apenas doce meses han levantado la persiana un total de 87 oficinas del sector, en una progresión que no puede menos que definirse como espectacular, ya que desde el 2010 se han incorporado a este mercado nada menos que 600 empresas dedicadas a intermediar en el alquiler y la compra o venta de todo tipo de inmuebles pero, sobre todo, viviendas.

En cualquier caso, no son solo pisos utilizados como primera residencia, bien sean de alquiler --abundan quienes invierten en casas que necesitan ser remodeladas para después rentabilizar la operación a través de su arrendamiento-- o para su adquisición, sino también los denominados turísticos, las viviendas vacacionales. En este último caso y a pesar de que se ha frenado la inscripción en el registro oficial de apartamentos en los últimos meses, las inmobiliarias tienen una doble actividad, gestionar la burocracia que debe cumplimentar el propietario, así como su salida al propio mercado.