Querido/a lector/a, hay ciudadanos y colectivos que, alguna vez, cuando protestan y exigen la reparación de algún problema social puntual, no solo se quedan ahí, sino que en torno a él plantean planes, propuestas u objetivos que van más allá que la mera queja y de la solución inmediata que ha provocado la desavenencia. Me refiero a gentes que no se quedan en el descontento y se acercan a la raíz de las cosas. Buscan soluciones de fondo que influyan en el futuro y, para ello, aportan su compromiso. O dicho de otra forma, se trata de personas de elevada conciencia cívica que reclaman, se movilizan, organizan y comprometen. Actitud que, dicho sea de paso, existe, pero poco. Y es que, la peña ciudadana, al menos en este tiempo, suele desahogarse momentáneamente y poner a parir a quienes lesionan sus intereses pero, por desgracia, ahí queda todo. Punto final.

Por cierto, esta historia la cuento porque las marchas de las mujeres, o lo que es lo mismo, las manifestaciones que la semana pasada se han celebrado en las principales ciudades de EEUU para protestar contra las políticas conservadoras y machistas de D. Trump, no solo han pedido reivindicaciones inmediatas de igualdad, sino que, ahora, se marcan como objetivo necesario y superior el derrocar a Trump y a las políticas conservadoras en las elecciones legislativas de este año. A la vez, las marchas de las mujeres de EEUU me han provocado el recuerdo de aquellos trabajadores de la antigua fábrica de calzados Silvestre Segarra, de la Vall d’Uixó, que aprovechaban cualquier coyuntura o reivindicación ligada a cualquier punto del convenio colectivo para señalar la necesidad del sindicalismo libre en el marco de la España democrática.

Querido/a lector/a, decir basta o quejarse está bien, pero no es suficiente. Hay que actuar y tener propuesta que solucione lo inmediato pero que apunte al fondo del problema. O cosa parecida.

*Analista político