No soy mucho de celebrar los Días Mundiales o Internacionales de algo, sobre todo aquellos que nos recuerdan cuentas pendientes que no deberían existir. Es el caso del 25 de noviembre, Día Internacional para la eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Pero lo cierto es que mientras no deje de haber una sola mujer asesinada por el hecho de serlo, este día y los 364 restantes debe ser un día de recogimiento y de reivindicar la igualdad. Porque de eso se trata, de luchar por la igualdad entre mujeres y hombres.

Porque la Violencia Machista es la peor expresión de dicha desigualdad, de quienes consideran aún hoy a la mujer inferior por el mero hecho de serlo. Poco a poco hemos ganado batallas, pero aún nos falta ganar la guerra. Y cuando digo guerra no hablo de una guerra contra los hombres, pues los hombres han de ser acompañantes, combatir con nosotras para conseguir que no haya diferencias, discriminaciones, y desigualdades de ningún tipo.

La unión hace la fuerza, también en esta lacra social. Unión que se refleja tanto en el Pacto Valenciano como en el Pacto de Estado. Sendos pactos donde aparcamos las diferencias políticas en pro del beneficio común. Ahora, hay que seguir avanzando y dotándolos de medidas efectivas para que estos sean motores del cambio y no un simple papel mojado.

Las instituciones, todas, debemos de colaborar y cooperar en esta causa, al igual que las familias educando en la igualdad y en valores de corresponsabilidad. Porque sí, la educación sigue siendo la mejor arma contra todos los males en nuestra sociedad.

Actualmente, han irrumpido nuevas formas de violencia con el uso de las nuevas tecnologías y las aplicaciones móviles. El control a la pareja ya no se produce tanto físicamente, sino a través de mensajes o coacciones en redes sociales. Esto es especialmente preocupante entre los jóvenes, como nativos digitales que son. No podemos permitirnos ir hacia atrás, como los cangrejos. Recordad que «para atrás, ni para coger impulso».

Las nuevas generaciones deberían tener claro y asumido la defensa y práctica de la igualdad en todas sus formas, pero lamentablemente los últimos datos nos demuestran que no es del todo así. Según Save The Children, la violencia machista en adolescentes ha aumentado en un año, así como que el 41 % de las adolescentes de 16 y 17 años en España que tienen o han tenido pareja han sufrido violencia psicológica de control. Desde luego, es para preocuparse y para preguntarse seriamente, qué estamos haciendo mal como sociedad.

Tampoco podemos obviar, que la pandemia ha agravado la situación de muchas mujeres que se han visto condenadas a vivir encerradas con su maltratador durante meses y que hoy siguen sin ver la luz al final del túnel.

Para ellas y para el resto de mujeres que se sienten oprimidas, coaccionadas, violentadas o maltratadas decirles que hay salida, que pese al miedo y la incertidumbre, se puede vencer, que unidas y unidos somos más fuertes, que esta guerra sí la vamos a ganar.

Con estas líneas vaya mi recuerdo para todas las víctimas y sus familias. Por ellas y por nosotras, no dejaremos de luchar. H

*Portavoz de Cs en la Diputación y teniente alcaldesa de Benicàssim