Este sabio refrán no solo es aplicable a las enfermedades. La estrategia de «reparar cuando se produzca la avería» ya no sirve. Fue muy utilizada en el pasado, pero actualmente, para que una organización sea productiva, tiene que ser consciente de que esperar a que se produzca la avería es incurrir en unos costos excesivamente elevados (pérdidas de producción, deficiencias en la calidad, tiempos muertos y pérdida de ganancias). Es necesario hacer un mantenimiento preventivo.

En nuestra vida diaria estamos habituados al mantenimiento preventivo en los vehículos y sabemos que cada cierto número de kilómetros hemos de hacer determinadas revisiones. Eso es mejor que esperar a que se presente la avería. Ganamos en seguridad y también resulta más barato.

Sin embargo, cuando se invierte en infraestructuras desde el sector público, a veces se olvida esa necesidad de mantenimiento con el agravante de que si no se realiza, puede tener no solo un mayor coste económico, sino también una merma seguridad que puede costar vidas. Voy a poner un par de ejemplos conocidos y a explicar como hemos cogido buena nota en el puerto de Castelló evitando con ello un colapso que se hubiera producido a corto plazo.

El 14 de agosto del 2018 vimos las espeluznantes imágenes del derrumbe del puente Morandi, un viaducto que atravesaba el río Polcevera, al oeste de Génova. Colapsó una sección de 210 metros del puente y el derrumbe arrastró a varios camiones y más de 30 coches. El resultado fue de 43 personas fallecidas.

La razón del colapso fue la falta de mantenimiento del puente Morandi, construido en 1967. Ese mantenimiento resultaba más necesario que en otros puentes teniendo en cuenta la humedad ambiental de Génova que resulta agresiva para las estructuras de hormigón. Las personas que murieron pagaron con su vida en un accidente que jamás hubiera sucedido si el puente hubiera tenido un mantenimiento preventivo.

El diario Corriere Della Sera informó que desde el 2013 habían colapsado otros diez puentes más en Italia, lo cual indica que la falta de mantenimiento de este tipo de estructuras era generalizada en ese país. Con el derrumbe del puente Morandi, nos enteramos que afortunadamente en la Comunitat Valenciana se revisaban periódicamente todos los puentes.

El 12 de agosto del 2018 asistimos en España a otro derrumbe, afortunadamente sin víctimas mortales. Durante la celebración del festival O Marisquiño, en pleno concierto de un grupo de música, se derrumbó en Vigo una plataforma de madera, junto al mar. Los periódicos hablaron de 428 heridos, algunos graves, al colapsar, durante un concierto de música, la estructura de hormigón en la que se apoyaba la plataforma de madera. Se vivieron escenas de pánico al estar las víctimas unas encima de otras intentando desesperadamente alcanzar tierra firme. El hecho de que la zona estuviera cedida por la Autoridad Portuaria al Ayuntamiento hizo que asistiéramos a reproches mutuos de quien era la administración encargada del mantenimiento de esa estructura. Por otra parte los organizadores también hicieron declaraciones eludiendo cualquier responsabilidad en el hecho. La justicia dirimirá las responsabilidades, lo que no es evidente dada la complejidad del caso, pero lo evidente es que jamás debieron haber tantas personas sobre esa estructura y que la estructura estaba deteriorada y sin el mantenimiento adecuado. Como pasó con el puente Morandi, el medio marino, que resulta muy agresivo para el hormigón, había acelerado la degradación de la estructura.

En el puerto de Castelló podría haber pasado, en no mucho tiempo, un colapso de una estructura, como los comentados, por falta de mantenimiento. Lo hemos evitado gracias a que en el plan de empresa de la Autoridad Portuaria de Castellón para el 2019 acordé con Puertos del Estado elaborar un plan de mantenimiento preventivo de las instalaciones portuarias. Jamás había habido un plan similar en el puerto, lo que se hacía un mantenimiento correctivo, reparando aquellas zonas que daban síntomas de deterioro. El problema es que a veces esos síntomas no son evidentes si no se analizan las estructuras a fondo y de forma sistemática, que es lo que aporta el mantenimiento preventivo. Se adjudicó la elaboración del plan y recientemente hemos tenido el informe preliminar tras realizar el diagnóstico de las infraestructuras, tanto las emergidas como las sumergidas. Como consecuencia se ha detectado que el muelle transversal exterior presenta importantes daños en la parte sumergida que suponen serios problemas estructurales. El informe concluye que la principal causa de deterioro fue la solución constructiva que se adoptó, «de tipología claraboya en vez de estructura maciza, con el fin de reducir el coste económico». Añade que «no hay espacio suficiente entre la cara inferior de la losa y la lámina de agua para realizar labores de reparación y mantenimiento, y se encuentra en la peor situación posible, la zona de salpicadura, donde el hormigón armado se degrada a mayor velocidad». La mala solución constructiva junto a la falta de mantenimiento desde su construcción en 1987, y otra vez lo agresivo que resulta el medio marino, han acelerado al degradación de la estructura que hubiera colapsado en no mucho tiempo.

Debido al estado que presenta el muelle bajo el nivel del mar, se han suspendido las operativas en la parte del mismo más deteriorada con el fin de intervenir de forma urgente. La reparación del muelle supondrá una inversión estimada de 3,5 millones de euros. Ya se está trabajando en licitar el correspondiente proyecto de obra por vía de urgencia y he solicitado a Puertos del Estado una modificación del plan de inversiones que incluya una línea presupuestaria para hacer frente a la obra.

El plan de mantenimiento preventivo supondrá que se secuenciará el análisis de las instalaciones en ciclos de cinco años y supondrá dedicar casi 200.000 euros anuales. Es un gasto necesario que garantizará el estado óptimo de las infraestructuras y evitará costosas reparaciones cuando se han degradado. Y evitará también víctimas como las de las tragedias del puente de Génova o del festival de Vigo, que se hubieran podido producir en el puerto de Castellón de no haber detectado el alto nivel de degradación de la estructura.

*Presidente de la Autoridad Portuaria de Castelló