Si una prenda se ha puesto de moda hoy en día, y es objeto de deseo, esa es la mascarilla.

Mascarilla que se ha visto en la cara del presidente del gobierno o del rey de España. La que tanto han prometido los ministros, millones y millones de ellas que debían de haber llegado para repartirse y que ahora, desde hace unos días, empezamos a ver y llegar a nuestro personal sanitario, primero, y a repartirse, poco a poco, al resto de la ciudadanía. La que, por lo visto, ocupaba aviones enteros y unas veces llegaba, otras veces se perdía y otras veces parecía asaltada en los nuevos saqueos.

¿Sabes?, te he buscado por farmacias y supermercados, mascarilla, y en todas me respondieron que no te habían visto, que por allí no habías pasado, que si me podían ayudar en algo: ibuprofeno, aspirinas, jarabes, cítricos, lácteos, carne... lo que necesitara, menos mascarillas.

Ahora, después de cinco semanas del estado de alarma y de algunas más desde que empezara la pandemia, parece ser que sí se recomienda el uso para salir a la calle y frenar así esta epidemia. Pero, si aún no hay suficientes ni para sanitarios, policías y gente que está en primera línea, ¿va a haber para toda la ciudadanía?

Y el caso es que, según me cuentan y yo observo en los medios de comunicación, se ven muchas por la calle. De todos los tipos y diseños. El que sale a la calle sin ella, es un don nadie, es un extraño. A partir de ahora ¿quien será ese marginado que teme que alivien el confinamiento sin ni tan siquiera poder salir a comprar el pan porque le faltas tú, mascarilla?

Si te digo la verdad, sueño todos los días contigo. El otro día soñé que me encontraba con camiones y camiones llenos de mascarillas para repartirlas entre la ciudadanía, para que a mis vecinos no les faltara ninguna. Esta noche he vuelto a soñar que iba por la calle y me robaban la mascarilla. Yo me defendía, eso sí, diciendo «la mascarilla es mía, que lo mío me costó encontrarla».

¡Ay, querida y tan deseada mascarilla! Fíjate si serás producto importante en estos tiempos, que eres el nuevo contrabando. Te busqué por Internet y no encontré mas que fórmulas de fabricación casera de cómo hacerte en casa, en tres sencillos pasos, según las instrucciones del gobierno. Pero mascarilla, lo que se dice mascarilla, mascarilla de garantía, sigo sin encontrar ninguna, ni desechable ni reutilizable, y muchos menos homologada. Y es que te has convertido en la prenda «más» carilla de encontrar en el mercado.

*Presidente Federación Coordinadora Entidades Ciudadanas de CS (COASVECA)