El anuncio por parte de la Junta de Andalucía de que aquellos universitarios que aprueben un curso completo tengan prácticamente gratis la matrícula del siguiente da alas el viejo y nunca bien cerrado debate sobre la desigual financiación de los estudios superiores en España. La iniciativa andaluza, para la que piensa dedicar unos 25 millones de euros, no excluye el derecho del estudiante a pedir una beca para alojamiento, manutención o ayuda escolar. Argumenta la Junta andaluza que esta matrícula plana incentiva el esfuerzo de los alumnos y que tiene carácter equitativo.

Nada hay que oponer a todo lo que signifique incitar al estudiante a mejorar su rendimiento académico y a propiciar el acceso a los estudios superiores. Pero hay voces, por ejemplo procedentes de la comunidad universitaria de otras regiones, que dudan de que esta fórmula sea idónea. Opinan que al no tener en cuenta la renta familiar del estudiante, se genera una discriminación porque la matrícula saldrá casi gratis tanto a quienes tienen suficientes recursos como a los que están más necesitados de ayuda. Siempre que aprueben, claro.

Desde otras comunidades, donde las tasas universitarias son más caras, es lógico que se recele de la idoneidad de un sistema que acentúa desigualdades entre las autonomías de estado español. Un modelo, además, impulsado por quienes tantas veces se presentan como víctimas de los desequilibrios territoriales.