La venta del FIB a los promotores del Arenal Sound abre una nueva etapa para los festivales en Benicàssim. En 2016, el Arenal propuso al Ayuntamiento de Burriana abonar todos los gastos que genera el festival en el municipio y en la actualidad, los propietarios aportan un canon de 75.000 euros para poder celebrar el evento. Ni un euro, por tanto, sale de las arcas municipales.

Desde Cs Benicàssim somos partidarios de que sean los macrofestivales quienes paguen sus gastos al consistorio, es decir, que se autofinancien. Calculamos pues que esto supondría aproximadamente unos 100.000 euros por festival, contando la seguridad, el vallado, la limpieza y otros gastos que asume el municipio, lo que asciende a poco más de medio euro por entrada.

Este medio euro por entrada para Benicàssim supondría poder invertir más de 200.000 euros en acciones turísticas con el fin de complementar la campaña del municipio. Y con los resultados turísticos que está alcanzando esta temporada, con menor ocupación y menor gasto, se antoja como un paso imprescindible para poder aumentar la inversión en turismo en el municipio.

Igualmente, de un tiempo a esta parte muchos de los asistentes se han alojado fuera de nuestra localidad. Por ello, es un reto recuperarles y demostrarles que nuestra localidad es algo más que ponerse una pulsera e ir a los conciertos. En este sentido, los organizadores deben entender que la permanencia en Benicàssim pasa por retornar al municipio un beneficio tanto de imagen y proyección como económico.

Así, debemos ofrecer un paquete atractivo, una experiencia completa y positiva que se asocie más allá de cinco días de diversión y música dentro de un recinto. Porque Benicàssim lo vale. Benicàssim es sol, playa, montaña, gastronomía, buen clima, actividades por doquier y, sobre todo, es gente hospitalaria con ganas de dar y ofrecer el mejor de los servicios a los visitantes. Se trata de trabajar para crear un vínculo social y cultural que permanezca en la memoria colectiva y que garantice por un lado, una fidelización a medio-largo plazo y por otro, un estatus turístico que mejore año tras año.

Además, para que visitar Benicàsim sea toda una experiencia y no quedarnos atrás respecto a otras ciudades, tenemos que dar otro paso. Y este paso se da apostando por las nuevas tecnologías y por el desarrollo sostenible. El FIB y el Rototom han dado buena cuenta de ello con sus iniciativas, y ahora es el turno de las administraciones y de los empresarios locales para que todos tomemos conciencia colectiva de un problema que ha venido para quedarse.

El objetivo final es, sin duda, que independientemente de los festivales y de la temporada alta, las luces no se apaguen durante más de la mitad del año en Benicàssim. El cartel de sold out tiene que ampliarse en el tiempo, de forma que consigamos convertir los contratos temporales y precarios en empleo fijo, evitando el cierre de locales en invierno y fomentando mejores servicios durante todo el año.

Queremos que Benicàssim sea una ciudad viva con capacidad para crecer los 365 días del año y cuya identidad colectiva trascienda el turismo.

*Concejal de Turismo en Benicàssim y portavoz de Ciudadanos en la Diputación.