Los rebrotes del covid-19 de este verano han supuesto una desagradable sorpresa y un muy severo contratiempo para las previsiones del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, que dirige la socialista Reyes Maroto . En una entrevista con este rotativo, la ministra confiesa que ya ha asumido que este va ser un pésimo año para el sector turístico. La situación sanitaria en España genera inseguridad en el turista extranjero. A ello se suman las duras medidas y recomendaciones de algunos importantes países emisores, a los que, por su parte, el ministerio hace llegar mensajes de tranquilidad y con los que intenta llegar a acuerdos que mitiguen la desconfianza en España.

Hay que considerar, aunque Maroto prefiera no subrayarlo, que en estos momentos son muchos los países (entre ellos aquellos de donde provienen la mayor parte de los turistas que visitan España) que afrontan situaciones económicamente delicadas debido a la pandemia. En este contexto, se reproducen los intentos destinados no exclusivamente a preservar la salud, sino también a favorecer el turismo interior y minimizar las salidas internacionales de sus conciudadanos.

La ministra garantiza que se va a seguir ayudando económicamente al sector turístico y confirma que se estudia la prolongación de los ertes más allá del mes de diciembre. Pero los esfuerzos para salvar, en la mayor medida posible, el sector turístico han de ser compatibles con una mirada estratégica y determinada hacia adelante. El sector debe afrontar con valentía las reformas necesarias para continuar siendo un motor en la creación de riqueza. Tal como vienen señalando desde hace mucho los expertos, son ineludibles una serie de reformas estructurales, las cuales, amén de no ser sencillas, han de planificarse en el medio y el largo plazo. Su fin es atraer a un turismo de mayor valor añadido. España, en definitiva, debería alejarse del modelo de sol y playa de bajo precio para avanzar en la buena dirección y pasar a competir en calidad.

Por su parte, la industria española tiene que aprovechar la oportunidad que brinda la llegada de fondos europeos para innovar y modernizarse, sin dejar de esforzarse en captar inversores extranjeros. España está obligada a hacer todos los esfuerzos que resulten convenientes para adaptar su industria y hacerla más competitiva que ahora en los mercados globalizados. Hay que hacer un esfuerzo para que el sector industrial gane protagonismo, así como para que incremente de forma notable su actual aportación al PIB español.

La ministra Maroto lanza además un aviso del que las autonomías deberían tomar buena nota: la distribución de los fondos europeos no se guiará atendiendo al peso de cada comunidad, sino según el potencial de los proyectos que estas presenten. Ninguna autonomía puede limitarse, pues, a esperar que se le entregue su trozo del pastel, sino que han de trabajar desde ahora mismo para disponer de proyectos ambiciosos y que proyecten nuestra economía hacia el futuro.