Qué emocionante recordarnos toda la familia con cucharas frente a aquella televisión en blanco y negro esperando que Uri Geller nos indicara, junto José María Íñigo, cómo doblarlas. Fue uno de los instantes mágicos del medio televisivo. Ahora se nos ha ido el periodista que lideró la comunicación en los setenta con Estudio Abierto y Directísimo. En aquel 1975, querida amiga, acababas de llegar a Madrid. Viviste la muerte del dictador, vivimos cómo se encendían las luces del país, caminamos juntas por las calles gritando libertad, celebrando que empezábamos a respirar todos los colores en el aire. Te escribo este domingo que acá celebramos el Día de la Madre, esa fecha que gira con eje comercial y machista. Te escribo en un fin de semana que recuerda los 50 años de Mayo del 68, y que conmemora el 73 aniversario de la liberación del campo de Mauthausen-Gusen, uno de los espacios nazis del horror y exterminio. Millones de muertos, entre ellos, centenares de castellonenses, valencianos y alicantinos deportados y asesinados por la barbarie fascista.

Varios institutos del país han viajado a Austria para recordar a las víctimas del Holocausto y a los españoles deportados a los campos de la muerte. Uno de los centros que ha participado ha sido el IES Els Ports de Morella y lo ha hecho, además, con el estreno de la pieza Sarabanda in Memoriam, del morellano Toni Ortí, profesor del Conservatorio de Benicarló y director de la Asociación Mestre Candel. Los sonidos de la dolçaina y tabal llenaron de emociones el recuerdo a quienes perdieron la vida defendiendo libertad y democracia.

Hay que proteger la memoria para no olvidar, para no repetir el terror, el genocidio. Piensas en el pueblo palestino, en guerras, en refugiados, y estremece cómo ha jugado la historia permitiendo que el odio y la xenofobia siga castigando y matando.

Hoy, en Castellón, comparto con el colega Ernest Nabàs la presentación de su libro Memòries de un roder. También con el periodista y editor Manolo Gil, y nuestro querido Daniel Gozalbo (ya tú sabes, nuestro alcalde preferido). Recorreremos juntos el tiempo para seguir gritando libertad, para recordar que bajo los adoquines está la playa, para defender el periodismo y volver a escribir «¡Viva la comunicación, abajo la telecomunicación!». Aún nos queda la palabra y casi todas las revoluciones.

*Periodista