Quienes siguen la actualidad local, se habrán dado cuenta en los últimos tiempos de la actitud extremista de la oposición en el Ayuntamiento de Castellón. Cualquier excusa le sirve al Partido Popular para activar una campaña incendiaria y radical contra el Gobierno municipal. Da igual si hay o no razones para ello, da igual si esas razones son verídicas o no, si son relevantes para la vida de las ciudadanas o ciudadanos o no lo son. La actitud de la derecha es lamentable, porque su único objetivo es destruir, generar el caos, divulgar la mentira, denunciar la catástrofe y, acto seguido, proclamarse como los únicos capaces de solventar el problema político que, en muchas ocasiones, ellos mismos han provocado.

Castellón sabe qué es el PP y quiénes son los rostros rancios de la derecha local. Sabe del agujero económico que dejaron en las instituciones que mal gobernaron, en esta ciudad y la Comunitat Valenciana, sabe de la deuda multimillonaria que generaron, sabe del dinero público que podría haberse destinado a construir escuelas o centros de salud y está escondido en alguna cuenta de Suiza, sabe que decidían pensando solo en los suyos y no en el conjunto de la sociedad. Castellón lo sabe y así lo reflejan las encuestas: una mayoría social avala la gestión del Gobierno municipal. Entiende que las cosas han cambiado y sigue depositando su confianza en este proyecto.

En los dos años y cuatro meses que han transcurrido desde el cambio de gobierno, hemos asistido a una campaña de intoxicación permanente, a una estrategia de la confusión, a un intento desesperado por generar polémicas absurdas sobre asuntos que no afectan a la calidad del bienestar ciudadano. Los representantes políticos de la derecha han decidido que su función social es la de la bronca y el lío. Podrían haber optado por una actitud más constructiva y aportar ideas para hacer un Castellón mejor, pero la mayor parte de las veces, cuando no siempre, se dedican a deshacer, a enfangar la política, a mentir y, lamentablemente, a insultar.

Como alcaldesa, me gustaría pedir a las mujeres y hombres de Castellón que no se dejen arrastrar por esa corriente de la peor política. Confíen en este gobierno, que está potenciando las políticas sociales para ayudar a los más débiles, que está impulsando programas de empleo eficaces, que está completando el diseño urbanístico para un Castellón moderno, sostenible y amigable con los mayores, que potencia la cultura y el deporte, que abandera la igualdad de derechos y oportunidades, que trabaja por una ciudad segura, que está modificando las ordenanzas fiscales para ajustar unos impuestos y tasas que el anterior equipo de gobierno de la derecha subió por encima de lo justo y racional.

Somos conscientes de que el proyecto es grande y el camino largo, que queda mucho por hacer, pero tenemos la convicciones plenas, la voluntad firme y las ilusiones intactas. El contrato que firmamos con Castellón nos exige poner todas las fuerzas y todo el corazón. Y lo vamos a hacer. A la derecha feroz no le gustará, seguro, y mostrará de nuevo el rostro de la mentira. Contra eso, solo pido una cosa: confianza.

*Alcaldesa de Castellón