Durante unos años parecía que la corrupción en la Comunitat Valenciana solo era cosa del PP, pero esta legislatura ha demostrado, con los casos del PSPV y Compromís, que si no ponemos mecanismos efectivos puede convertirse en una metástasis. Pero si algo tiene el bipartidismo en común, aparte de numerosos imputados, es la facilidad a oponerse a todas las medidas de regeneración democrática que hemos propuesto desde Cs en las instituciones desde que llegamos en 2015. Propusimos la limitación de mandatos, pero no les gustó, propusimos que los partidos se hicieran responsable del dinero sustraído a las arcas públicas de sus miembros y tampoco les gustó. Y en otro intento de dignificar y lavar la imagen del servicio público también propusimos eliminar los aforamientos en la Comunitat Valenciana, pero una vez más, se opusieron.

Así, desgraciadamente, Cs se ha convertido en el único partido constitucionalista que defiende contundentemente y sin complejos la regeneración democrática. En Castellón, hemos tenido que observar atónitos como hasta Compromís pedía reuniones para defender el sillón de una imputada, en este caso de la vicealcaldesa Ali Brancal. Recientemente, también la dimisión de Toni Lorenzo, exconcejal de Hacienda y socialista que ha desempeñado cargos de enorme responsabilidad en las instituciones, por supuestas irregularidades de dinero público en su etapa en Subdelegación del Gobierno. No sin olvidar, que según recogen los medios, el caso de la Púnica que salpica de nuevo al PP, sigue dando coletazos.

Ser el partido que representa la limpieza en las instituciones es una enorme responsabilidad pero también un orgullo de defender un proyecto que tarde o temprano conseguirá poner en marcha mecanismos efectivos que devuelvan la confianza a los ciudadanos en las instituciones. Los castellonenses y los españoles no merecemos dirigentes que salgan esposados o acudan a los juzgados investigados por dañar presuntamente al erario público. Esta crisis económica además de llevarse por delante los sueños, proyectos y la calidad de vida de muchos españoles, también dinamitó la confianza de los ciudadanos en quienes tenemos que resolver sus problemas. Y esto, también es de enorme gravedad. Ahora, con una recuperación económica incipiente, que esperemos que Sánchez con sus subidas de impuestos a la clase media y los autónomos y el dieselazo, no frene, no debemos olvidar la otra parte de la crisis, la institucional y el respeto al servicio público.

Por eso, Cs desde el liberalismo va a liderar reformas que generen confianza y devuelvan el optimismo a los españoles. Nos da igual estar solos en esto con la oposición de conservadores, sanchistas, nacionalistas o populistas, porque la realidad es que no estamos solos, tenemos el respaldo de la mayoría de españoles en estas cuestiones que son de sentido común y de lealtad al Estado y a las instituciones que impulsaron desde la transición el mayor periodo de prosperidad económica en nuestro país. Sé esta a favor o en contra de la limitación de mandatos o de la responsabilidad subsidiaria de los partidos frente a meter la mano en el cajón. No hay medias tintas en esto, ni matices.

*Portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Castellón