Lo prometo: esto no va de política otra vez. Se lo aseguro. Pero entro en materia tomando prestada una referencia a ella que viene muy bien. El mientras tanto es una idea que experimenta un cierto revival. Da título al libro Mentrestant de Maurici Serrahima , que marcaba un qué hacer en la posguerra durante la espera godotiona del final del régimen. El concepto, recuperado por Jordi Amat --a la sazón editor de Serrahima-- ha tomado muchas otras declinaciones políticas, desde el comunismo en la revista Mientras tanto , hasta el independentismo, que lo ha empleado en boca de Jordi Puigneró y Jordi Sànchez como estación de servicio en el camino a su Ítaca.

Pero como les decía, este no es un artículo político; es un artículo sobre lo personal en estos tiempos inciertos. Porque los años no vienen con tíquet de caja; lo que hagamos o dejemos de hacer para ser felices ahora --dentro del margen de las cartas que reparta la pandemia-- será lo que llamaremos «nuestros tiempos». No vamos a tener día del armisticio, no habrá una fiesta en las calles que nos anuncie que todo ha terminado. Las victorias --que tienen que venir, en forma de vacuna y tratamientos-- serán siempre parciales e incompletas.

*Periodista