Provocar el talento ajeno es una de las causas en que más creo y que mejor funcionan si de verdad queremos apostar por nuevas oportunidades. Tenemos la suerte de pisar una mina de oro que es la historia de España y hay varios ejemplos de que apostar por los demás es lo que mejor puede hacer una administración.

Bajo el reinado de Felipe IV España estaba inmersa en varios conflictos. La protestante Europa y la católica Francia pleiteaban para arrebatarle la hegemonía al monarca de la casa de los Austrias y, como siempre sucedía bajo estas monarquías, la primera tentación fue la de subir impuestos a la población para taponar las hemorragias que provocaban las guerras.

Sin embargo, por primera vez un valido como el conde duque de Olivares apostó por intentar reformar la administración y la economía. Su planteamiento era de una lógica aplastante: si se lograba que la gente produjera más tendría más para pagar impuestos.

La nobleza se opuso y muchos de los cambios propuestos no fraguaron, complicando la situación económica de las guerras a las que se enfrentaba España. Pero la génesis de aquella idea siguió cobrando fuerza en el tiempo, como un chasquido inoculado para el futuro.

No descubro nada cuando digo que el liberalismo es la mejor forma de gestionar. Creer en la libertad, en la justicia social y en la bajada de impuestos es una de las claves que potencian el crecimiento. De ahí que una de las grandes noticias de los Presupuestos Generales del Estado sea la bajada del IVA cultural para actos como festivales.

En la tierra de los festivales esta rebaja va a suponer más oportunidades, más riqueza y más empleo. Lo mismo sucede con los actos taurinos, un motor de la economía de Castellón, y que se verá beneficiada de la rebaja de un 11% sobre un impuesto como es el IVA. El Gobierno central está haciendo lo que prometió: rebajar los impuestos siempre que puede para que sigamos siendo un país competitivo y, sobre todo, que pueda generar oportunidades.

Estos presupuestos tienen un fuerte carácter liberal ya que se centran, sobre todo, en seguir creando empleo, en garantizar las pensiones y en bajar impuestos. Además se hace una verdadera apuesta por las infraestructuras, que son las que consiguen hacer rentables los territorios. A nadie se le debe olvidar que ninguna infraestructura nace para ser rentable, sino para ampliar los beneficios de un territorio. Ojalá todos los que critican una apuesta inversora como la del Gobierno con Castellón hicieran el mismo esfuerzo con esta provincia. Ojalá todos tuvieran claro que hay que reducir la presión fiscal y focalizar la gestión en el empleo y en reforzar el tejido productivo.

Castellón es la provincia en la que siempre pasan cosas buenas y cada vez más. Somos el motor de la economía de la Comunitat, tierra de festivales y de oportunidades, cada vez más. Y esta apuesta es la que debemos continuar.

*Presidente de la Diputación