La opinión del diario se expresa solo en los editoriales.

Los artículos exponen posturas personales.

En la entrevista televisiva con Jordi Évole, el presidente del Gobierno intentó zafarse de las preguntas sobre la corrupción en el PP aduciendo que él podía hablar sobre las personas que había nombrado directamente, es decir, los ministros, y que ninguno de ellos había demostrado una conducta éticamente inapropiada. ¿Podrá decir lo mismo tras saberse que el ministro José Manuel Soria aparece en los papeles de Panamá como presunto administrador, durante dos meses del año 1992, de UK Lines Limited, una empresa offshore? El titular de Industria, Energía y Turismo ha negado esa relación y ha pedido a la justicia española que investigue el caso para que su honorabilidad quede a salvo. Habrá que aguardar, pues, a que se arroje más luz sobre la verdadera naturaleza y pulcritud de esos hipotéticos vínculos, enmarcados en las importantes actividades empresariales que Soria y su familia desarrollan en Canarias. Mientras, habrá que conceder al interesado el beneficio de la duda, pero también probablemente muchos ciudadanos, escaldados por la proliferación de irregularidades, acudirán al cuando el río suena... para dar credibilidad a la denuncia. Y esto es lo peor de la corrupción: que si no se combate a tiempo y con firmeza, acaba desacreditando al conjunto de la política.