Es inevitable en momentos como el actual parar un momento para reflexionar. Dentro de la rapidez que exige el día a día y la trepidante forma en que se suceden los acontecimientos, debemos ser capaces de centrarnos en la verdadera raíz del debate, no en las provocaciones. La democracia no se sustenta en un tuit, ni en un impulso, sino en la razón.

Desde siempre nuestra provincia ha sido un ejemplo de convivencia. Convivencia entre culturas como sucede en el norte de Castellón con Cataluña desde donde hemos compartido historias familiares, elementos culturales, expresiones, recetas de cocina, sentimientos, economía y bienestar. Lo mismo que el interior con Teruel.

Nos encontramos ante uno de los momentos más complicados de la historia de nuestra democracia. La que garantiza que cada uno podamos pensar lo que queramos, dormir tranquilos porque hay fuerzas de seguridad que velan porque se cumpla la Ley, la separación de poderes que nos garantiza el Estado de Derecho y la soberanía nacional que nos dimos todos. Es cierto que pertenezco a una generación que no pudimos votar directamente la Carta Magna, pero que gracias a ella he podido formarme y crecer en libertad.

Formo parte de una generación que cree en el diálogo, que no tiene miedo a los cambios, a debatir todo lo que haga falta y a cambiar aquello que lleguemos a acordar. Pero sé que nuestra Constitución y nuestras Leyes son el marco que nos garantiza ser libres, que nos permite elegir nuestro modelo de vida.

Estoy orgulloso de mi provincia, de todos los que aquí vivimos en libertad, sin miedo a expresar lo que pensamos, con la naturalidad de que no hay fronteras con Cataluña y el respeto profundo a los pensamientos individuales. En Castellón siempre hemos sido ejemplo de tolerancia, como también Cataluña ha sido siempre una comunidad que abrazaba al que venía de fuera.

En los años 60, por ejemplo, cuando se produjo la llegada de personas buscando empleo o, en los últimos años, cuando nuestra provincia ha sido un ejemplo de integración de distintas culturas de todos el mundo. Un crisol de pensamientos en un país próspero que siempre ha mirado hacia el futuro y la vanguardia. Y desde un punto de vista liberal, apostando por la integración y por la igualdad de oportunidades, por tener las herramientas para que cada uno pueda labrarse, con su talento y su esfuerzo, su propio futuro.

Ahora es el momento de la razón, de las ideas y del sentido común. Del seny. Y no perdernos en debates interesados cuyo único objetivo es llevar a un pueblo al abismo, rompiendo las normas y las Leyes, cuestionando la autoridad y la libertad.

Aquellos que quieren romper el marco constitucional están atentando contra la libertad, contra la paz social y la tranquilidad que durante años nos hemos dado todos los españoles para convivir.

*Presidente de la Diputación de Castellón