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Los alcaldes, que a la postre son los políticos que viven más de cerca aquellos problemas que afectan al ciudadano, han alzado su voz para decir que la plaga de los mosquitos es un problema supramunicipal, que no entiende de siglas, competencias o fronteras, y que urge actuar.

Los expertos en la materia afirman con rotundidad que para evitar una invasión de mosquitos como la que el pasado verano vivieron muchos pueblos de la provincia hay que ponerse manos a la obra ahora mismo, es decir, en enero para eliminar las larvas, porque lo contrario es perder tiempo y dinero.

La mayoría de ayuntamientos han consignado una partida presupuestaria para luchar contra los mosquitos, aunque en algún caso insuficiente. La Diputación provincial se ofrece para coordinar las acciones y la Generalitat no debe mirar para el otro lado. Persistir en el error y llegar al mes de agosto con colas en las farmacias y centros de salud por las picaduras, con el consiguiente efecto negativo que ello tiene para el turismo, sería como para enviar a casa a los políticos que están al frente de estas instituciones por incompetentes.

Hace falta sensibilidad por parte de todos y no entrar en debates estériles sobre quién tiene unas competencias u otras. Trabajar unidos de la mano casi siempre lleva al éxito.