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El problema de los mosquitos, lejos de solucionarse, parece que ha venido para quedarse. El verano pasado, la incidencia que estos molestos insectos tuvieron en el turismo de Castellón fue notoria, con numerosas quejas de turistas, veraneantes, empresarios del sector y con el trabajo extra de centros de salud y farmacias.

Para acabar con los mosquitos hay que actuar antes del verano, pero existe un vacío que a día de hoy sigue sin resolverse. Llegados a las puertas del estío, la guerra contra los mosquitos va a la par con la batalla política entre las diferentes administraciones. El diputado provincial de Desarrollo Sostenible, Mario García, destacaba la coordinación que se realiza desde la Diputación y los 400.000 euros que aporta. El president de la Generalitat, Ximo Puig, anunció en enero que el Consell iba a coordinar y a sufragar la lucha antimosquitos junto a la Diputación. Sin embargo, ayer mismo, la Conselleria de Agricultura no concretó nada. Mientras, muchos municipios del litoral han iniciado los tratamientos precisamente para anticiparse a la plaga.

Por el bien común, los políticos deben concienciarse ya a estas alturas de que los mosquitos son un problema de todos y que la política sirve, entre otras muchas cosas, para solucionar las preocupaciones ciudadanas.