La experiencia dicen que es un mérito y prueba de ello es la actual situación política. Los partidos que nunca aspiraron a gobernar han llegado al poder y, como jamás tuvieron la menor inquietud por tener responsabilidad de gobierno demuestran verdaderas carencias y al final paga el ciudadano.

Pondré varios ejemplos. Después del clamor popular por la transparencia, Benicàssim tomó la decisión de que en las mesas de contratación públicas no hubiera representantes políticos para que no hubiera duda sobre los contratos. Sin embargo, los representantes de Podemos piden que sean los políticos quienes controlen a las empresas mediante una comisión que tendremos que pagar a los ediles asistentes. Una incongruencia.

Lo mismo sucede con los mosquitos. La Generalitat ha anunciado una partida de dinero para atajarlo, pero a menos de tres semanas del inicio del verano, los municipios aún no sabemos si ese dinero va a ayudar a los municipios a luchar contra estos insectos, ni cómo acceder a esa inversión.

En el ámbito de la dependencia, un año después de que el Consell progresista anunciara una campaña a su favor los afectados no han visto ni un céntimo.

Una falacia de políticos de izquierda sin conocimiento de cómo se gestiona la administración pública, o, como se diría popularmente, mucho lirili y poco lerele. H

*Alcaldesa de Benicàssim.