Con esa inquietante sensación me he quedado tras comprobar que, un año más, los presupuestos de la Generalitat valenciana prometían mucho pero no cumplen con casi nada. Es tremendo que no sean capaces de cuadrar las cuentas para dar respuesta a nuestras peticiones en materia educativa, como la ampliación del CEIP Jaime Sanz; pero sí sean diligentes para ampliar el número de asesores, de empresas públicas y de chiringuitos colocódromos. Eso sí que lo hacen bien.

Mientras castigan a los pueblos de la provincia de Castellón, comparativamente al trato que reciben en otras provincias, gastan en cargos públicos, en gastos que prometieron que nunca harían y que criticaban a quienes gastaban mucho menos que ellos. Venían para rescatar personas y lo único que están haciendo es rescatarse a sí mismos, a los suyos, obviando las necesidades reales.

Ni SAMU para Peñíscola, ni ampliación del centro educativo, ni consignación presupuestaria suficiente para el vial de acceso al municipio, ni nada de nada. Lo peor es que se atreven a sacar pecho sobre el incremento de partidas en las que, han reducido su aportación anual con respecto al año anterior y cuentan con más recursos porque el Gobierno de España transfiere una aportación mayor. Esto sucede en materia de dependencia, en la que la señora Oltra baja un 10% la aportación autonómica pero el Gobierno de Rajoy sube un 8%, en resumidas cuentas, sube la partida porque desde Madrid inyectan mayor cantidad de dinero, pero esto no lo cuentan. Tampoco han dicho que desde el Gobierno aportan para Castellón un 18% más de recursos que desde la Generalitat. Si el dinero que viene de Madrid les parece poco, lo que aportan ellos les parecerá menos, digo yo; pero eso no lo cuentan.

Si no comienzan a asumir que estas no son formas de gobernar, acabaremos la legislatura con todas sus obligaciones por cumplir.

*Alcalde de Peñíscola