La Diputación ha aprobado su presupuesto para el año 2020. Lo ha hecho con la abstención del Partido Popular. No podía ser de otra manera, teniendo en cuenta que, por más que se empeñe en ponerle etiquetas --los socialistas son especialistas en marketing-- no deja de ser una copia, sin brillo, de los que heredaron del PP de Javier Moliner.

La primera conclusión que sacamos del presupuesto provincial es que el PSPV de Ximo Puig que pretendía acabar con las diputaciones, ahora que las gobierna ha cambiado de parecer. Lástima que el cambio se deba a intereses partidistas y no a los generales de los castellonenses.

La segunda es que es de agradecer que la despoblación siga siendo el eje principal de la institución, pero sorprende el tijeretazo de 3,4 millones de euros de inversiones, en especial para carreteras. Sin accesos no hay visitantes, y sin ellos, los pueblos se mueren.

También echamos en falta una política de lucha contra la despoblación más imaginativa. ¿Qué buscan las personas que visitan el interior? Gastronomía, medio ambiente, cultura, bienestar, conectar con la tradición, practicar deporte… Por eso proponemos un plan de instalaciones deportivas o un segundo Plan 135, que permita que los remanentes de tesorería de la Diputación generen empleo y mejoras en lugar de engordar la cuenta corriente del banco.

También hay que luchar contra la despoblación generando oportunidades en dichos municipios. En una provincia con casi 40.000 parados, es nuestro interés que la Diputación se implique y financie más proyectos de desarrollo rural a través de los Grupos de Acción Local, de formación en los CEDES y de prestación de servicios básicos, como sanidad o educación. Incluso con la puesta en marcha de un Plan de Vivienda que facilite el acceso a los jóvenes, para que elijan vivir en los pueblos, rejuveneciendo los castigados censos. Hay que hacer atractivo vivir allí.

Nada de esto se ha tenido en cuenta por parte del PSPV en la (¿nueva?) Diputación, que desde luego no es ni la del cambio ni ha descubierto la fórmula de la Coca-Cola. Pero claro, esto es lo que ocurre cuando la institución está más preocupada en ponerse al servicio de Ximo Puig para cubrir su incapacidad inversora y de gestión que en resolver los problemas de los castellonenses. Mucho ruido, pero pocas nueces.

*Alcaldesa de Vall d’Alba, diputada provincial y vicesecretaria del PPCS