Las mujeres rozan el 51% de la población de España, los hombres apenas superan el 49%. En contraste con ese porcentaje, las mujeres aún libran una lucha contra la discriminación que las trata como a una minoría. También en el ámbito político. La repetición electoral dará lugar a un nuevo escenario político, pero vale la pena detenerse y reflexionar sobre el que dejamos atrás. Sin duda, uno de los más positivos desde que la ley de igualdad del 2007 obligó a que ninguno de los dos sexos quedasen por debajo del 40% de la composición de cada candidatura. El Congreso con más mujeres de la democracia, el primero con cuatro de los cinco principales partidos confiando la portavocía a mujeres y el Ejecutivo con más ministras del mundo.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha dejado un listón muy alto en visibilidad femenina. Diez mujeres en primera línea. Ministras que han ocupado carteras de especial peso político. Además de su presencia, hay otros aspectos de sus vidas que también son relevantes. Mientras que la paternidad no suele ser un freno para la carrera de los hombres, sí lo es para las madres. Pero, a diferencia de legislaturas anteriores, la mayoría de las ministras actuales tienen hijos, un buen ejemplo para acallar a aquellos que dudan del compromiso profesional de las mujeres cuando la maternidad se cruza en sus vidas.

A las puertas de unas nuevas elecciones, los partidos tienen la oportunidad de cuál es su particular nivel de compromiso con la igualdad en la elaboración de sus listas: aun cumpliendo la ley del 2007, la elección de los cabezas de lista o el orden de las listas en las circunscripciones de menor tamaño puede dar lugar a resultados sensiblemente distintos. Si sumamos las listas de los seis partidos principales, cuatro de cada diez tienen una mujer liderándolas, pero el porcentaje no se distribuye de modo equitativo. Vox y Unidas Podemos ocupan extremos opuestos. Mientras que solo el 23,1% de los cabezas de listas del primero son mujeres, en UP rozan la igualdad con un 46,2%. Si analizamos las diputadas elegidas en abril, la apuesta del PSOE y UP por las listas cremallera se tradujo en un aumento directo en los asientos ocupados en el Congreso. Por el contrario, que Ciudadanos no aplicara ningún tipo de corrector de género lo convirtió en el menos paritario de los grandes partidos, muy cerca de Vox.

La igual representación de hombres y mujeres en política debe considerarse un punto imprescindible de la democracia. No solo por una cuestión de justicia representativa, también por la diferente visión que las mujeres aportan a la política. El diferente camino recorrido aporta formas de hacer política y prioridades distintas.

Cuando el poder se viste de feminismo, el diálogo, la protección de la diversidad y la atención a los temas sociales se incrementa. Como apunta António Guterres, secretario general de la ONU: «Cuando excluimos a las mujeres, todo el mundo paga el precio. Cuando incluimos a las mujeres, el mundo entero gana».