En el momento de escribir este artículo, duplicamos en fallecidos a China, los test solo llegan en abundancia a los ministros -alguna se ha hecho al menos tres--, muchos de nuestros sanitarios siguen vistiéndose con bolsas de basura y los datos de infectados y fallecidos nada tienen que ver con la realidad.

Y casi nada de lo ocurrido es casual, todo empezó con el típico relato socialista de la negación. Con la crisis sanitaria, como con la crisis económica, «esto no está ocurriendo» y además sin test no hay contagios y víctimas acreditados.

La diferencia con la negación de la crisis económica, es que con la tardanza en adoptar medidas, no contaremos solo parados, sino fallecidos primero y parados después. Por la experiencia de quienes habían superado la pandemia hacían falta tres cosas; anticipación, test y equipos de protección -mascarillas…-.

Respecto a la primera, a la anticipación, quien disponía de la información, el Gobierno, --el CSIC le alertó en enero el mismo mes en el que la Policía Nacional se estaba equipando para lo peor--, decidió «no alarmar». Con la excusa de «no alarmar», se impidió que Castilla-La Mancha o Madrid cerrasen colegios y tomasen medidas con la antelación necesaria, a la vez que se autorizaba la celebración de grandes eventos como el 8-M, donde el Gobierno en lugar de freno se convirtió en propagador involuntario del virus.

A la negación inicial sucede la ocultación, tanto de cifras reales como de negligencias evidentes, por eso en la Comunidad Valenciana no se atiende el teléfono y se censura a los héroes sanitarios el uso de redes sociales y WhatsApp personales.

Con los test, resulta evidente que no hay voluntad en realizarlos, a pesar de que es el más eficaz instrumento para lograr el confinamiento real y frenar los contagios.Nadie puede creer que el Gobierno de España obvie la lista oficial de suministradores de test que remite la Embajada de China y al ser estafado, en lugar de destituir al autor de tan letal compra, la respuesta sea comprar a la misma empresa estafadora.

Sobre los equipos de protección, y los 12.000 sanitarios infectados, el fracaso de centralizar la compra en el Ministerio es completo, y lo más cruel es que se culpe a las propias víctimas.

Y EN ESA política de negación no fue un error que la consellera Barceló culpase a los médicos de contagiarse «en algún viaje» pues su homologo socialista extremeño también les reprochaba infectarse fuera del trabajo. En la Comunidad Valenciana el Consell acaba de crear un Comisionado que deberá ¡empezar! a contratar test y equipos de prevención, ¡ahora!

Y a pesar de todo, saldremos de esta juntos, aún en ausencia de gobierno, nuestros sanitarios, guardias, agricultores, comerciantes, transportistas, limpiadoras, barrenderos, abogados, arquitectos, ganaderos, economistas, policías… volverán a levantar esta gran nación.

*Presidente PP provincia de Castellón