El golpe policial a la cúpula de la cadena de clínicas dentales Vitaldent inquieta a miles de pacientes que se encuentran en pleno tratamiento y cuyo coste total han adelantado, en muchos casos atándose a créditos bancarios. La naturaleza de las acusaciones al adinerado propietario y a 12 directivos de la empresa (fraude fiscal y blanqueo de dinero) no debe inicialmente afectar a los clientes, pero las asociaciones de consumidores ya se han apresurado a aconsejarles cómo actuar si de detectan irregularidades en los servicios contratados.

El escándalo Vitaldent llega apenas dos semanas después de que otra cadena, Funnydent, cerrara de forma sorpresiva nueve de sus clínicas dejando en la estacada a los pacientes. Los dos casos ponen de manifiesto las zonas oscuras de un sistema de franquicias en el sector odontológico que ha socavado el tradicional mercado del dentista privado. Ciertamente la mayor complejidad de las especialidades dentales y, sobre todo, una necesidad social por la falta de servicios odontológicos en la sanidad pública, explica la eclosión de estas empresas cuyo modelo de negocio permite centralizar servicios, bajar costes y abaratar precios. A todo lo cual se une la precariedad salarial de muchos de sus empleados.