Tengo la impresión de que, si estos días escribes de política y no hablas de la investidura de Sánchez, del necesario acuerdo entre nuestras izquierdas, entre el PSOE y UP, da la sensación de que estás fuera de la onda que ocupa parte de la tertulia y la preocupación política. Pero, si por el contrario decides entrar en la cuestión de marras, te invade el sentimiento de que estás hablando de algo que, por estar tan trillado y mangoneado por mil intereses, tienes poco que decir o puedes caer en el puro cotilleo o en intranscendentes detalles colaterales.

Si al final no existe acuerdo entre el PSOE y UP, aún reconociendo que cada uno tiene sus motivos (para el PSOE la forma que entiende UP el Gobierno de coalición es sinónimo de dos Gobiernos sin relación, mientras que para UP un Gobierno a la portuguesa, de pacto programa y sin presencia ministerial supone perder votos, protagonismo e identidad), lo que demuestran sus actuales líderes es que o no están a la altura de las circunstancias o no tienen claro algunos elementos sencillos, pero esenciales. Me refiero a que, ahora y aquí, no se trata de un partido se apodere del otro, sino de reconocer que las dos tradiciones de la izquierda que representan PSOE y UP están en cuestión y necesitan un proceso de renovación en el que abandonen sectarismos y fomenten el diálogo y los acuerdos necesarios para ser izquierda fecunda. Digo, también, que ante los retos del futuro, el ser útiles sociales y políticos es algo superior a cualquier razón partidista y personal. El tiempo dirá, pero el acuerdo tiene importancia porque la consecuencia del no acuerdo puede ser altamente costosa para los ciudadanos, para la política, para los partidos, para la democracia.

*Analista político