Querido/a lector/a, el Ayuntamiento de la Vall, el de mi pueblo, el de la alcaldesa socialista Tania Baños, va a pedir un préstamo para hacer frente al pago de 763.546 euros impuestos por una sentencia judicial del 2018. O dicho de otra forma, aún sabiendo el último alcalde del PP que debía pagar unas facturas relacionadas con la gestión (2012 y 2013) del ecoparque, se negó a hacerlo de forma consciente y voluntaria.

No me extraña. Por desgracia, al repasar la gestión municipal de Tania Baños uno se encuentra que, desde el primer día, tiene que hacer frente a los problemas propios de su mandato y, al tiempo, a las consecuencias de una vergonzosa herencia de deudas y sentencias que provenientes de la época del Partido Popular lastran y debilitan las posibilidades de los presupuestos y el bienestar de los ciudadanos.

Y que quede claro que no critico al alcalde o alcaldesa que asume deudas necesarias o por mil circunstancias debe defender el bien comunal en los juzgados. ¡No! ¡Nada de eso! Pero es que estas deudas y sentencias, las que vienen de la época del PP y tiene que limpiar Tania Baños, denuncian mala gestión y decisiones relacionadas con la irresponsabilidad y hasta con la chuleria.

Querido/a lector/a, lo peor es que cuando, como ahora, uno busca dónde está esta gente del PP, la que ha provocado deudas innecesarias y hace que el dinero público no vaya a temas prioritarios como la salud o la reconstrucción económica, se encuentra que no solo no ha sido apartada, sino que, por el contrario, ocupan cargos más elevados en la Diputación y el Congreso. Algo que demuestra que los partidos y la Justicia son realidades imperfectas. Los partidos fallan y se equivocan al elegir sus cuadros para gobernar y la Justicia aún no tiene la ley que obligue a estas gentes a asumir su incompetencia. Mientras tanto, Tania Baños y los ciudadanos de la Vall, a sufrir.

*Analista político