Hermanos: como todos tenemos ya un smartphone (teléfono inteligente en cristiano) es fácil que caigamos en la tentación de reenviar cualquier tipo de información que nos reenvíe a su vez un amigo o familiar. En la mayoría de los casos estaremos ayudando a que se difundan bulos o noticias falsas ( fake news , que así parecen menos malas).

Hace unos años, los bulos eran de boca a oreja y utilizando aquella frase de «no se lo cuentes a nadie, pero…» y a partir de ahí se propagaba la porquería que fuera necesaria para destrozar a quien fuese. Y era efectivo, porque a partir de la segunda o tercera transmisión se perdían las fuentes. Pero ahora es mucho peor. Ahora sin pensar y con un solo click reenvías cualquier imbecilidad bien porque te hace gracia, bien porque está en tu órbita ideológica, o en la mayoría de los casos porque se unen las dos circunstancias.

El reenvío en WhatsApp, Facebook o Twitter se convierte en un arma de destrucción masiva de nuestra convivencia, metiendo cizaña y mala leche entre la ciudadanía. Yo tengo un amigo muy de derechas (en las izquierdas pasa lo mismo) que, hasta hace un año, sus ideas eran muy diferentes a las mías, pero nos respetábamos. Bromeábamos, discutíamos y luego cada uno se iba a su casa tan contento. Ahora ha pasado a reenviarme cosas que, me imagino que envía a toda su lista de amistades y conocidos. Y tengo que deciros que no me gusta nada el cariz que está tomando el tema.

Claramente hay varias factorías de bulos y mala leche que están poniendo en peligro nuestra convivencia. Cuidadín con lo que reenvías por el bien de España. H

*Urbanista