Conde, Soria y otros integrantes de la banda de presuntos implicados son los que siguen acaparando portadas de periódicos y abren telediarios. Son españoles por el mundo, desde Suiza a Panamá. Pero empiezo a estar cansado de hablar tanto de este personal. No quisiera que encima me robaran el tiempo. Prefiero invertir en otros españoles que casi nunca protagonizan la actualidad. No son peces gordos, como Conde o Soria, son los pezqueñines de la prensa: se les da poca cancha. Pido grandes titulares para estos secundarios. Sus actos son mucho más edificantes que los líos urbanísticos en Granada. Subrayar lo malo es bueno si sirve para mejorar, pero no subrayar lo bueno es malo porque no sirve para mejorar. Que yo sepa, Diego y Álvaro, por ejemplo, no salen en los papeles panameños, pero quiero destacar lo que han hecho. Son españoles en nuestro mundo.

Diego Bernal está en el paro. Recientemente, conoció en un semáforo a Laso, indigente húngaro que dormía en un cajero. Laso tenía la posibilidad de trabajar en el sector de la hostelería en Londres, pero no podía pagarse el viaje. Y Diego tuvo una idea: como Laso sabía idiomas, le dijo que diera clases. Es más, Diego Bernal no solo habló, sino que aprovechó las redes sociales para dar a conocer su proyecto y la situación de su nuevo amigo. Laso empezó a impartir clases de inglés y francés a siete euros la hora.

Poco después leí que esta iniciativa fue un éxito: Laso reunió el dinero para ir a currar a Inglaterra. Y también leí estas palabras de Diego: “En casa no lo estamos pasando bien. Llevo meses sin trabajo y mis padres hacen lo que pueden. Pero si entre los que somos humildes no nos ayudamos, ¿quién lo va a hacer?”. Eso me pregunto yo. Porque con Conde no puedes contar.

Y mientras la política sigue en funciones, por suerte Diego Bernal está operativo. Igual que Álvaro Saiz. Este mes se cumple un año de la puesta en marcha de sus neveras solidarias. La experiencia, que arrancó en el municipio vasco de Galdakao, ha traspasado las fronteras españolas. La meta es acabar con el despilfarro de alimentos.

Álvaro y Diego son la marca España que me gusta. En cambio, Conde, Soria y el resto de la banda son, por desgracia, marca de la casa. H