Todos tenemos grabado en la retina el abrazo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Indigno de gente que quiere dirigir a España, no nos merecemos tener a dirigentes políticos que nos tratan con este desprecio. Las elecciones, el ejercicio de responsabilidad democrática de millones de españoles y el coste económico que suponen, han sido maltratados por este par de listillos que creen que pueden reírse de todo y de todos.

La confianza es el pilar básico de la economía, sin confianza no hay crecimiento económico ni estado del bienestar para nadie. Y ahora tenemos postulados para presidente y vicepresidente a un par de tipos que nadie se fía de ellos, ni ellos mismos uno del otro, dispuestos a hacernos malvivir en una incertidumbre continua en España. Empezamos muy mal.

Pero esto no es todo y puede empeorar, ahora resulta que para conseguir sus ambiciones personales además necesitan contar con el apoyo de partidos independentistas. ¿Qué y cuánto nos van a costar estas ambiciones?

Son los líderes del PSOE y Podemos y no tienen nada más que ofrecer y que funcionan a base de ocurrencias, ninguna con lógica, en detrimento del sentido común, del esfuerzo, la constancia y del conocimiento aplicado a gestionar lo mejor posible las administraciones.

Con el PSOE y sus socios postelectorales siempre tenemos más paro y vivimos peor ... se eterniza el tiempo para ser atendido en una intervención o prueba relacionada con nuestra salud, con listas de espera inaceptables, nos aumentan los impuestos y no dudan en utilizar las administraciones que gobiernan para adoctrinar y realizar prohibiciones.

Y en el ámbito de la Comunitat Valenciana tenemos exactamente los mismo ejemplos. Es inaceptable que PSOE, Compromís y Podemos en el Presupuesto de 2020, con 23.022 millones de euros, el más alto de la historia de la Generalitat, no se tengan en cuenta las necesidades de los vecinos de la provincia de Castellón.

Igual de inaceptable que los ayuntamientos de la provincia de Castellón se encuentran estrangulados económicamente por la Generalitat Valenciana. Una deuda más elevada que en los peores momentos de la crisis económica de hace unos años, y que llevó a los mismos que ahora deberían pagar a encerrarse con pancartas en edificios públicos reclamando que se saldase, de una vez, la deuda.

No son de fiar y no merecen representarnos.

*Diputado provincial por el PPCS