No quería escribir sobre este tema, pero los hechos de las últimas horas me obligan a hacerlo. El viernes pasado Toni Lorenzo renunciaba a su acta de concejal para que una investigación sobre su etapa en la Subdelegación entre 2007 y 2011 no dañe al PSPV ni al progresismo de la ciudad. Una decisión que toma sin estar imputado judicialmente y que no tiene precedente en la vida política municipal. Esta semana hemos tenido que empezar a acostumbrarnos a no encontrar, al menos en el día a día, sus reflexiones, su templanza, su capacidad para construir puentes y su forma de entender la política y la vida como Toni y pocos más la entienden. Dejaré de ser un privilegiado por trabajar con él. Pierde el socialismo, el gobierno, el Pacte del Grau y la ciudad.

Con su decisión personal, Toni ha demostrado la coherencia, el talante, la generosidad y el compromiso político y personal que le ha caracterizado. Una decisión muestra de integridad, ejemplaridad, responsabilidad y nobleza. Una vez más, el PSPV demuestra que tiene unas exigencias éticas que llevan a sus militantes a tomar decisiones duras e injustas en el plano personal pero que anteponen la imagen de las instituciones a las trayectorias personales. Demostramos nuestros principios con hechos. Es lo que nos diferencia de otros partidos.

El Grupo Municipal Socialista pedimos respeto para su decisión pero desgraciadamente desde la derecha más rancia no tardaron en oler sangre, encender el ventilador, mezclar churras con merinas y sembrar la sospecha por doquier. No hace ni 48 horas, en una tertulia radiofónica, el portavoz adjunto del PP nos regaló una master class de todo ello bien aliñada de desmemoria, arrogancia e imprudencia. A la vez que pretendía hacer creer que todos los políticos somos iguales, explicitaba las diferentes formas de actuar de unos y otros cuando se encuentran en situaciones similares. Tremendo error discursivo de alguien con tanta experiencia, pero a algunos eso les da igual.

Pero el destino es caprichoso y apenas unas horas después de notas de prensa con lecciones de moral, palabras gruesas y ruido mediático, la realidad vuelve a golpear con fuerza a la derecha y se hace público la presunta implicación de un concejal del PP en el caso Púnica. Y se les vuelve en contra su actitud vomitiva y despreciable. Ellos que nunca dimitieron en situaciones más avanzadas de la que está Toni. Ellos que no saben conjugar en primera persona el verbo dimitir. Que han instaurado un mal estructural en la política que equiparan la asunción de responsabilidades políticas únicamente (y no siempre) cuando se tienen responsabilidades judiciales. Ahora son (al menos hasta ayer) los adalides del buen gobierno y de las buenas formas. La derecha no ha tenido, no tiene y no tendrá nunca vergüenza... Si todavía les queda algo, aunque sea mínimo, de sentido de la responsabilidad, si alguna vez les ha importado el buen nombre de la institución, el concejal en cuestión debería asumir responsabilidades y dimitir. Si no es así, debería ser la responsable de su grupo municipal, Begoña Carrasco, quien le hiciera dimitir. Si no nos veremos obligados a acudir a la Comisión de Pleno de Buen Gobierno y Participación para determinar si le es de aplicación el Código de Buen Gobierno del Ayuntamiento.

*Portavoz Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Castelló