Cuando Orson Welles llevó su magnífica Guerra de los mundos a las radios de Estados Unidos se demostró que la ficción podía ser tan potente que la gente podía acabar creyendo que era verdad. El cineasta usó las técnicas periodísticas para narrar en las ondas una invasión extraterrestre. Tal fue la verosimilitud, que los oyentes creyeron que estaba sucediendo y se creó una gran conmoción social en todos los sentidos.

Aquello abrió las puertas del cielo para uno de los mejores directores de la historia del cine pero también asentó las bases de un hecho: la fina línea que puede separar la ficción de la verdad.

Nuestro Gobierno ha decidido desde hace tiempo usar la ingeniería social para intentar cambiar lo que piensen las personas. Pedro Sánchez y su equipo se afanan en reescribir el pasado, en manipular el presente. Y lo que es peor: censurar y crear una ficción que pueda ser verosímil.

Intentos de vetar la libertad de opinión, intentar ocultar la realidad es un hecho al que debemos oponernos de manera firme: con la libertad de expresión no se puede negociar porque es un derecho fundamental. Jugar con ello es jugar con la libertad, con la democracia y con la Justicia.

La gestión que el PSOE está haciendo de la crisis del coronavirus se ha convertido, a pesar de todos nosotros, en una crisis socialista: la de negar la verdad. Como ya hicieron con la crisis económica del 2008, cuando se negaba la crisis y se veían brotes verdes, ahora sucede lo mismo: han estado negando la crisis sanitaria hasta que ha estallado.

Y, desde entonces, la gestión de la crisis es nefasta. Un mes después de confinamiento ha quedado claro (y como hemos dicho desde el PP en infinitud de ocasiones) que la única salida es, primero, material de protección para el personal sanitario, fuerzas de seguridad y personas que trabajan. Y, en segundo lugar, tests.

La salida de esta crisis sanitaria, que es lo urgente, pasa por hacer tests masivos. ¿Cómo es posible que hayan llegado tests para un 1% de la población de la provincia de Castellón? Un mes después, siguen sin saber gestionar. Ni Sánchez ni Ximo Puig.

Tests masivos para la población y medidas de protección. Y, sobre todo, no mentir. El intento de ocultar la verdad es escandaloso, ya que se está tejiendo un relato de mentiras que nadie cree. ¿Cómo es posible que no sepan ni siquiera el número de fallecidos?

Lo que Sánchez olvida es que la verdad pesa tanto que siempre acaba saliendo. Solo tiene que ver la historia de Orson Welles. El director recibió grandes ataques por intentar rodar una película sobre una de las grandes fortunas de EEUU. Para ello se utilizaron los medios de comunicación, todo el poder económico… Pero consiguió rodar y estrenar la que es, sino la mejor, una de las mejores películas de la historia del cine, Ciudadano Kane.

Hasta los gigantes tienen los pies de barro. Y la mentira convierte en fango todo. No nos van a callar ni a engañar.

* Diputada provincial del PP