La primera persona del plural es mucho más que eso, es la conjunción del esfuerzo colectivo representada, es la puesta en escena de la colaboración. Cuando aquello que es justo requiere de apoyos, a veces la falta de valentía puede hacer flaquear fuerzas, pero siendo la empresa a impulsar cuestión de honor, las personas de bien siempre apoyan.

Ejemplo claro es el empeño de la Asociación de Amigos del Papa Luna que, con el noble objeto de restituir la dignidad del sumo pontífice, capitanean una tarea de divulgación insólita, entregada y rigurosa en torno a la figura del Papa del Mar, como lo llamó Blasco Ibáñez. En sus trece, como Benedicto a inicios del siglo XV, siguen con la misión de devolver al Papa Luna el reconocimiento de su legado espiritual que, como Papa legítimo, defendió.

Entre muchas tareas, esta semana han organizado una jornada en la que se conmemoraban los seis siglos del Concilio de Constanza, cita en la que se excomulgó al Papa Luna, catalogándolo como rama seca y podrida de la Iglesia. Jornada que arrojó luz sobre la cita y su contexto, sobre sus objetivos y la injusticia que se cometió con el Papa español.

Jornadas como la citada ejemplifican cómo desde el rigor y la voluntad colectiva se quiere alumbrar cuestiones que la historia ha dejado en penumbra. Juntos, vamos a conseguir que el honor del Papa Luna se restutituya como merece.

En el salón gótico del castillo templario, seis siglos después, seguimos honrando el recuerdo, patrimonio de todos, que hoy vivimos y contemplamos con orgullo como lo que fue: una fortaleza que puso a Peñíscola en el epicentro de la historia de la Iglesia en la época medieval.

Mi reconocimiento y felicitación a la entidad, de la cual tengo el honor de ser socio fundador, y mi más sincero agradecimiento a su principal impulsor, Juan Bautista Simó, su presidente, que ha hecho de ella y de su cometido, su compromiso.

*Alcalde de Peñíscola