El virus nos ha hecho estallar en la cara nuestro pésimo modelo económico. No el que teóricamente tenemos sino el que realmente nos aplican, el de la teoría oficial de que sin una libre actuación --sin trabas, con pocos impuestos-- de los financieros y los negociantes, los demás no podremos tener empleos con remuneración suficiente. Antes había otras ideas pero esta se ha ido imponiendo lentamente, como el calor que hace hervir el agua fría de la olla en la que las ranas creen que las quieren bañar.

El virus saca a la luz la multitud de conciudadanos que ese modelo sitúa en la necesidad. Más allá de los manteros, lateros, limpiadores, asistentes y expertos en chapuzas que forman oficialmente el gremio de los pobres, estaba claro que también se sitúan allí los jubilados con pensión insuficiente. Pero ahora se les suman muchos precarios que parecía que podían resistir y los pobres sobrevenidos, muchos de ellos procedentes de la economía en negro, esa que el modelo considera mala pero eficaz.

EN LAS COLAS para la comida gratuita hay millares de recién aterrizados en la necesidad de socorro urgente. Se hace obvio que para millones --sí, millones-- de compatriotas la vida cotidiana se parece mucho ahora a la de aquellos antepasados prehistóricos que tenían que salir a cazar cada día en un contexto sin neveras, sin armarios y sin ahorros.

Tras el gran desplome, esos precarios piden justificadamente ayuda. Pero las arcas del sistema echan en falta su inexistente contribución fiscal, así como la todavía más importante de los grandes defraudadores de cuello blanco.

NUESTRO PAÍS tiene una deuda pública descomunal en este momento en que todos pedimos con razón dinero. Es el momento, tanto ahora como cuando vayamos a votar, de recordar que sin impuestos o apoyando a quienes simplemente prometen rebajarlos o suprimirlos se consolida el pésimo modelo económico.

Hay que cambiar. Lo digo cuando parece que quien nos visita en vez de ser el covid es Papá Noel, a quien le exigimos no solo el dinero literalmente perdido por el virus sino también, en bastantes casos, el no ganado, el lucro cesante. ¿Somos lógicos en algo?

*Periodista